Capítulo 8
"La vista"
La enorme mazmorra en la que habían entrado eran las mismas que habían visto en el Pensadero de Dumbledore. Las paredes eran de piedra oscura, y las antorchas apenas las iluminaban. Había gradas vacías a ambos lados, pero enfrente, en los bancos más altos, había muchas figuras entre sombras. Hablaban en voz baja, pero cuando la gruesa puerta se cerró detrás de los mellizos se hizo un tremendo silencio.
-Llegas tarde.-resonó una fría voz.
-Lo siento.-se disculpó Harry, nervioso.- No...No sabía que habían cambiado la hora y el lugar.
-De eso no tiene la culpa el Wizengamot.-dijo la voz.- Esta mañana te hemos enviado una lechuza.-Tabatha tragó en seco.- Siéntate.
Harry miró la silla que había en el centro de la sala, que tenía los reposabrazos cubiertos de cadenas. Había visto cómo aquellas cadenas cobraban vida y ataban a la persona que se había sentado en la silla. Le dirigió una mirada a su hermana, quién le sonrió débilmente y se dirigió a las gradas vacías. Harry respiró profundo y echó a andar por el suelo de piedra y sus pasos produjeron un fuerte eco. Cuando se sentó, con cautela, en el borde de la silla, las cadenas tintinearon amenazadoramente, pero no lo ataron. Estaba muy mareado, a pesar de lo cual miró a la gente que estaba sentada en los bancos de enfrente.
Había unas cincuenta personas que, por lo que pudo observar, llevaban túnicas de color morado con una ornamentada W de plata en el lado izquierdo del pecho; todas lo miraban fijamente, algunas con expresión muy adusta, y otras con franca curiosidad.
En medio de la primera fila estaba Cornelius Fudge, no lucía aquella sonrisa indulgente. Una bruja de mandíbula cuadrada y con el pelo gris muy corto estaba sentada a la izquierda del ministro; llevaba un monóculo y su aspecto era verdaderamente severo. A la derecha de Fudge había otra bruja, pero estaba sentada con la espalda apoyada en el respaldo del banco, de manera que su rostro quedaba en sombras.
-Muy bien.-dijo Fudge.- Hallándose presente el acusado, por fin podemos empezar. ¿Están preparados?-preguntó a las demás personas que ocupaban el banco.-
-Sí, señor —respondió una voz ansiosa. Era Percy; estaba sentado al final del banco de la primera fila. Tenía los ojos clavados en su pergamino, y una pluma preparada en la mano.
-Vista disciplinaria del doce de agosto.-comenzó Fudge con voz sonora, y Percy empezó a tomar notas de inmediato.-Por el delito contra el Decreto para la moderada limitación de la brujería en menores de edad y contra el Estatuto Internacional del Secreto de los Brujos, cometido por Harry James Potter, residente en el número cuatro de Privet Drive, Little Whinging, Surrey. Interrogadores: Cornelius Oswald Fudge, ministro de la Magia; Amelia Susan Bones, jefa del Departamento de Seguridad Mágica; Dolores Jane Umbridge, subsecretaria del ministro. Escribiente del tribunal, Percy Ignatius Weasley...
-¡Testigo de la defensa, Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore!-vociferó una voz queda por detrás de Harry, quien giró la cabeza con tanta brusquedad que se hizo daño en el cuello.
En ese instante Dumbledore cruzaba con aire resuelto y sereno la habitación; llevaba una larga túnica de color azul marino y la expresión de su rostro era de absoluta tranquilidad. Su barba y su melena, largas y plateadas, relucían a la luz de las antorchas; cuando llegó junto a Harry miró a Fudge a través de sus gafas de media luna, que reposaban hacia la mitad de su torcida nariz.
Los miembros del Wizengamot murmuraban, y todas las miradas se dirigieron hacia el director. Algunos parecían enfadados, otros un poco asustados; dos de las brujas más ancianas de la fila del fondo, sin embargo, levantaron una mano y lo saludaron.
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Los Mellizos Potter |Cancelada|
Fanfiction¿Cómo sería si James y Lily hubieran tenido otra hija? ¿Cómo sería si esa noche no solo hubo un niño que sobrevivió a la maldición imperdonable? ¿Cómo sería si esa noche una niña también sobrevivió a la maldición imperdonable? ¿Cómo sería si no hubi...