Beauxbatons y Durmstrang

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Capítulo 15:

Beauxbatons y Durmstrang

-¿Qué es lo que tenemos hasta ahora, Tab?-preguntó Harry, paseándose por la sala común, con los primeros rayos del sol.

-Querido Sirius: Creo que lo de que me dolía la cicatriz fue algo que me imaginé, nada más. Estaba medio dormido la última vez que te escribí. No tiene sentido que vengas, aquí, todo va perfectamente. No te preocupes por mí, mi cabeza está bien. Harry.-leyó la pelirroja, entre bostezos.- Se va a dar cuenta que es una mentira.-

-Es mucho más importante evitar que venga hasta aquí, a que se dé cuenta de que miento o no.-repuso el azabache, arrebatándole el pergamino y cerrándolo dentro de un sobre.

-¡Al menos hubieras tenido la decencia de escribirla tú, James!-exclamó Tabatha, antes de verlo partir por el hueco del retrato.

En las siguientes clases de DCAO, el profesor Moody anunció que les echaría la maldición Imperius por turno, tanto para mostrarles su poder como para ver si podían resistirse a sus efectos.

-Pero... pero usted dijo que eso estaba prohibido, profesor.-le dijo una vacilante Hermione, al tiempo que Moody apartaba las mesas con un movimiento de la varita, dejando un amplio espacio en el medio del aula.-Usted dijo que usarlo contra otro ser humano estaba...

-Dumbledore quiere que se les enseñe cómo es.-la interrumpió, girando hacia ella, el ojo mágico y fijándolo sin parpadear en una mirada sobrecogedora.- Si alguno de ustedes prefiere aprenderlo del modo más duro, cuando alguien le eche la maldición para controlarlo completamente, por mí de acuerdo. Puede salir del aula.

Señaló la puerta con un dedo nudoso. Hermione se puso muy colorada, y murmuró algo de que no había querido decir que deseara irse. Harry y Ron se sonrieron el uno al otro, Tabatha ni siquiera parecía importarle: le entusiasmaba ver el efecto (bajo la vigilancia de un profesor) de la maldición Imperius.

Moody empezó a llamar por señas a los alumnos y a echarles la maldición Imperius. Uno tras otro, hacían las cosas más extrañas bajo su influencia: Dean dio tres vueltas al aula a la pata coja cantando el himno nacional, Lavender imitó una ardilla y Neville ejecutó una serie de movimientos gimnásticos muy sorprendentes, de los que hubiera sido completamente incapaz en estado normal. Ninguno de ellos parecía capaz de oponer ninguna resistencia a la maldición, y se recobraban sólo cuando Moody la anulaba.

-Potter.-gruñó Moody.-Ahora te toca a ti.-le mellizos se miraron los unos a los otros.

-¿Cuál de los dos?-preguntó Harry, mientras avanzaba.

-Ohm...los dos.-ambos avanzaron hasta el centro del aula, quedando frente al profesor. Moody movió sus labios, formando una tosca sonrisa y luego levantó su varita.- ¡Imperio!-el primero en recibir el impacto, fue Harry.

Fue una sensación maravillosa. Aquella maldición había borrado todas las preocupaciones de la cabeza de Harry. Se quedó allí, inmensamente relajado, apenas consciente de que todos lo miraban. Y luego, se oyó la voz de Moody.

-Harry Potter, salta a la mesa.-el azabache flexionó las rodillas, pero no obedeció.-Salta a la mesa...-Harry seguía sin moverse de su lugar.- ¡Salta! ¡Ya!

Lo siguiente que notó el azabache fue mucho dolor. Había tratado al mismo tiempo de saltar y de resistirse a saltar. El resultado había sido pegarse de cabeza contra la mesa, que se volcó, y, a juzgar por el dolor de las piernas, fracturarse las rótulas.

-Bien, ¡por ahí va la cosa!-gruñó la voz de Moody.

De pronto Harry sintió que la sensación de vacío desaparecía de su cabeza. Recordó exactamente lo que estaba ocurriendo, y el dolor de las rodillas aumentó.

Los Mellizos Potter |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora