Capítulo 29
El Pensadero
Se abrió la puerta del despacho y Tabatha se hecho hacia atrás.
-Hola, Potter.-dijo Moody.-Entren.
Los dos hermanos obedecieron. El despacho de Dumbledore se trataba de una habitación circular, muy bonita, decorada con una hilera de retratos de anteriores directores y directoras de Hogwarts, todos los cuales estaban profundamente dormidos.
Cornelius Fudge se hallaba junto al escritorio, con sus habituales sombrero hongo de color verde lima y capa a rayas.
-¡Chicos!-saludó jovialmente, adelantándose un poco.- ¿Cómo están?
-Bien.-mintió Harry.
-Precisamente estábamos hablando de la noche en que apareció el señor Crouch en los terrenos.-explicó Fudge.-Fuiste tú quien se lo encontró, ¿verdad?
-Sí.-contestó Harry.-Pero no vi a Madame Máxime por allí, y no le habría sido fácil ocultarse, ¿verdad?-añadió, mirando a su director, quién con ojos risueños, le sonrió a espaldas de Fudge.
-Sí, bien.-dijo el Ministro sintiendo la situación un tanto embarazosa.- Estábamos a punto de bajar a dar un pequeño paseo. Si nos perdonan...tal vez sería mejor que volvieran a clase.
-Queríamos hablar con usted, profesor.-se apresuró a decir Tabatha mirando a Dumbledore, quien le dirigió una mirada rápida e inquisitiva.
-Espérenme aquí.-les indicó.-Nuestro examen de los terrenos no se prolongará demasiado.
Salieron en silencio y cerraron la puerta. Al cabo de un minuto más o menos dejaron de oírse, procedentes del corredor de abajo, los secos golpes de la pata de palo de Moody.
Los mellizos miraron a su alrededor.
-Hola, Fawkes.-saludó la pelirroja. El fénix estaba posado en su percha de oro, al lado de la puerta. Los saludó agitando en el aire su larga cola y mirándolos con ojos entornados y tiernos.
Luego de eso, se sentaron delante del escritorio de Dumbledore. Durante varios minutos se quedaron allí, contemplando a los antiguos directores del colegio, que resoplaban en sus retratos. Harry se pasó distraídamente los dedos por la cicatriz: ya no le dolía.
-Estoy mejor.-aseguró Tabatha, pasando sus manos por el largo de sus muslos y asintiendo lentamente.-Ya no me duele.-
-No sé tú, pero yo tengo esa sensación de seguridad y tranquilidad al estar aquí.-
-Sí, sí, pienso lo mismo.-la pelirroja sonrió débilmente.
Harry miró la pared que había tras el escritorio: el Sombrero Seleccionador, remendado y andrajoso, descansaba sobre un estante. Junto a él había una urna de cristal que contenía una magnífica espada de plata con grandes rubíes incrustados en la empuñadura; era la espada de Godric Gryffindor.
La estaba contemplando, recordando cómo había llegado en su ayuda cuando lo daba todo por perdido, cuando vio que sobre la urna de cristal temblaba un punto de luz plateada. Buscó de dónde provenía aquella luz, y vio un brillante rayito que salía de un armario negro que había a su espalda, con la puerta entreabierta. Harry dudó, miró a su hermana y luego se levantó; atravesó el despacho y abrió la puerta del armario.
Había allí una vasija de piedra poco profunda, con tallas muy raras alrededor del borde: eran runas y símbolos que no conocía. La luz plateada provenía del contenido de la vasija, que no se parecía a nada que él hubiera visto nunca. No hubiera podido decir si aquella sustancia era un líquido o un gas: era de color blanco brillante, plateado, y se movía sin cesar.
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Los Mellizos Potter |Cancelada|
Fanfiction¿Cómo sería si James y Lily hubieran tenido otra hija? ¿Cómo sería si esa noche no solo hubo un niño que sobrevivió a la maldición imperdonable? ¿Cómo sería si esa noche una niña también sobrevivió a la maldición imperdonable? ¿Cómo sería si no hubi...