"Prefecta Potter"

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Capítulo 9

"Prefecta Potter"

La súbita partida de Dumbledore tomó por sorpresa a Harry, que se quedó sentado donde estaba, en la silla con cadenas, debatiéndose entre la conmoción y el alivio. Tabatha se puso de pie y acortó la distancia que la separaba de su hermano; soltó un gritito de alegría y se lanzó a los brazos de su hermano, quién la recibió sin tanta efusión. Los miembros del Wizengamot empezaron a levantarse, hablando entre ellos, mientras recogían sus papeles y los guardaban. Ellos también se levantaron. Nadie les prestaba la más mínima atención, excepto la bruja con cara de sapo, y que en ese instante los miraba en lugar de a Dumbledore desde el estrado.

-Vayámonos.-susurró la pelirroja, aferrándose a la mano de Harry. Sin que nadie les diera la orden, juntos comenzaron a caminar muy deprisa hacia la salida.

Abrieron la puerta de un tirón y casi chocaron con el señor Weasley, que estaba de pie fuera, pálido y con gesto preocupado.

-Dumbledore no me ha dicho...

-¡Absuelto!-gritó Harry cerrando la puerta tras él.- ¡Absuelto de todos los cargos!

El señor Weasley sonrió, radiante, y agarró al chico por los hombros.

-¡Eso es fantástico, Harry! Bueno, era evidente que no podían declararte culpable con las pruebas que tenían, pero, aun así, no puedo decir que no estuviera...-pero el hombre no terminó la frase porque la puerta de la sala del tribunal acababa de abrirse otra vez. Los miembros del Wizengamot comenzaron a desfilar por ella.- ¡Por las barbas de Merlín!-exclamó, y apartó a Harry para dejarlos pasar.- ¿Te ha juzgado el tribunal en pleno?

-Creo que sí.-contestó el azabache.

Uno o dos magos saludaron a los mellizos al pasar, y otros, entre ellos Madame Bones. Sin embargo, la mayoría esquivó su mirada. Fudge y la bruja con cara de sapo fueron de los últimos en abandonar la mazmorra. El ministro se comportó como si ellos fueran parte de la pared, pero la bruja, una vez más, miró de arriba a abajo a Harry al pasar a su lado. El último en salir fue Percy. Al igual que había hecho Fudge, los ignoró por completo; pasó sin decir nada con un gran rollo de pergamino y un puñado de plumas de recambio en las manos, con la espalda rígida y la barbilla levantada. Los labios del señor Weasley se tensaron ligeramente, pero aparte de eso no dio señales de haber visto a su tercer hijo.

-Voy a acompañarlos ahora mismo para que puedas contarles a todos la buena noticia.-dijo, haciéndole señas para que los siguiera tan pronto como Percy se perdió de vista por la escalera que conducía a la novena planta.-Los dejaré en casa aprovechando que tengo que ir a ver ese inodoro público de Bethnal Green. Vamos...

-¿Y qué tendrá que hacer con el inodoro? -preguntó Tabatha, sonriente.

-Oh, bastará con un sencillo antiembrujo.-respondió el señor Weasley mientras subían la escalera.-Pero el problema no está tanto en tener que reparar los daños causados, sino en la actitud que hay detrás de ese acto de vandalismo. Hay magos que se divierten fastidiando a los muggles, y eso es la expresión de algo mucho más profundo y feo, y yo personalmente...

El señor Weasley se interrumpió a media frase. Acababan de llegar al pasillo de la novena planta y Cornelius Fudge estaba plantado a pocos metros de ellos, hablando en voz baja con un individuo alto que tenía el cabello rubio y lacio y el rostro pálido y anguloso.

La pelirroja entrecerró los ojos.

-Malfoy.-musitó.

El individuo se volvió al oír pasos y también interrumpió la conversación; también entrecerró los ojos, grises y de fría mirada, y los clavó en la cara de Harry.

Los Mellizos Potter |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora