Capítulo 16:
Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas
La señora Pomfrey insistió en que los mellizos se quedaran en la enfermería el fin de semana. Ellos no se quejaron, pero no le permitieron que tirase los restos de las Nimbus 2.000. Sabían que era una tontería y que las escobas no podían repararse, pero ellos no podían evitarlo. Era como perder a dos de sus mejores amigos.
Los visitaron gente sin parar; todos con la intención de infundirles ánimos. Hagrid les envió unas flores llenas de tijeretas y que parecían coles amarillas, y Ginny Weasley, sonrojada, apareció con una tarjeta de saludo para Harry, que ella misma había hecho y que cantaba con voz estridente salvo cuando se cerraba y se metía debajo del frutero.
El equipo de Gryffindor volvió a visitarlos el domingo por la mañana, esta vez con Wood, que aseguró a Harry con voz de ultratumba que no lo culpaba en absoluto. Ron y Hermione no se iban hasta que llegaba la noche. Pero nada de cuanto dijeran o hiciesen podía aliviar a los mellizos, porque los demás sólo conocían la mitad de lo que les preocupaba.
No le habían dicho nada a nadie acerca del Grim, ni siquiera a sus mejores, porque sabía que Ron se asustaría y Hermione se burlaría. El hecho era, sin embargo, que el Grim se les había aparecido dos veces y en las dos ocasiones habían tenido accidentes casi fatales.
Y luego estaban los Dementores. Los mellizos se sentían muy humillados cada vez que pensaban en ellos. Todo el mundo decía que los Dementores eran espantosos, pero nadie se desmayaba al verlos... Nadie más oía en su cabeza el eco de los gritos de sus padres antes de morir. Porque ellos sabían ya de quién era aquella voz que gritaba. En la enfermería, desvelado durante la noche, contemplando las rayas que la luz de la luna dibujaba en el techo, oían sus palabras una y otra vez. Cuando se le acercaban los Dementores, oían los últimos gritos de su madre, su afán por protegerlos de lord Voldemort, y las carcajadas de este antes de matarla...
Fue un alivio regresar el lunes al bullicio del colegio, donde estaban obligados a pensar en otras cosas, aunque Harry tuviera que soportar las burlas de Draco. Malfoy no cabía en sí de gozo por la derrota de Gryffindor. Por fin se había quitado las vendas y lo había celebrado parodiando la caída de Harry sobre Tabatha. La mayor parte de la siguiente clase de Pociones la pasó Malfoy imitando por toda la mazmorra a los Dementores. Llegó un momento en que Ron no pudo soportarlo más y le arrojó un corazón de cocodrilo grande y viscoso. Le dio en la cara y consiguió que Snape le quitara cincuenta puntos a Gryffindor.
-Si Snape vuelve a dar la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, me pondré enfermo.-explicó Ron, mientras se dirigían al aula de Lupin, tras el almuerzo.- Mira a ver quién está, Tabatha.-la pelirroja se asomó al aula y una gran sonrisa surco su rostro.
-¡Estupendo!-exclamó. El profesor Lupin había vuelto al aula. Ciertamente, tenía aspecto de convaleciente. La túnica de siempre le quedaba grande y tenía ojeras. Sin embargo, sonrió a los alumnos mientras se sentaban, y ellos prorrumpieron inmediatamente en quejas sobre el comportamiento de Snape durante su ausencia.
-No es justo. Sólo estaba haciendo una sustitución ¿Por qué tenía que mandarnos trabajo?-reprochó Lavander.
-No sabemos nada sobre los hombres lobo...-se quejó Seamus
-¡... dos pergaminos!-exclamó Ron.
-¿Le dijeron al profesor Snape que todavía no habíamos llegado ahí?-preguntó el Lupin, frunciendo un poco el entrecejo.
-Sí, pero dijo que íbamos muy atrasados...-se quejó Tabatha.
-... no nos escuchó...-
-¡... dos pergaminos!-el profesor Lupin sonrió ante la indignación que se dibujaba en todas las caras.
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Los Mellizos Potter |Cancelada|
Fanfiction¿Cómo sería si James y Lily hubieran tenido otra hija? ¿Cómo sería si esa noche no solo hubo un niño que sobrevivió a la maldición imperdonable? ¿Cómo sería si esa noche una niña también sobrevivió a la maldición imperdonable? ¿Cómo sería si no hubi...