El huevo y el ojo

2K 111 5
                                    

Capítulo 24:

El huevo y el ojo

-Iremos este jueves en la noche.-afirmó Tabatha entre susurros.- No tenemos idea de cuánto tiempo tardaremos, así que nos conviene hacerlo cuando el castillo duerma, ¿de acuerdo?-Harry asintió

-Oye, te voy a ser completamente honesto.-habló el azabache.-No me entusiasma mucho la idea de seguir el consejo de Cedric.-la pelirroja rodó los ojos.

-Es lo más cerca y más sólido que hemos llegado a "encontrar" como pista en cuanto al huevo.-repuso.-Aparte, en el baño de Prefectos no muchos tienen acceso y es mucho menos probable que nos molesten.

Luego de que se separaron, Harry planeó cuidadosamente la incursión. Debían de evitar encontrarse con Filch y la Sra. Norris. Desde luego, la capa invisible sería esencial, y para más seguridad decidió llevar el mapa del merodeador.

El día y a la hora concretada, tomaron sus cosas y se deslizaron por la sala común, esperando a que abrieran el hueco del retrato. Esta vez fue Ron quien esperaba fuera para darle a la Señora Gorda la contraseña (Buñuelos de plátano).

-Buena suerte.-les susurró, entrando en la sala común mientras ellos salían.

En cualquier ocasión resultaría difícil moverse bajo la capa con el pesado huevo en un brazo y el mapa sujeto delante de la nariz con el otro, pero Harry se alegró de que Tabatha hubiese utilizado un hechizo para hacer que el fondo de su bolsa de tela fuese interminable, por lo que solo tuvieron que lidiar con el mapa.

Cuando llegaron a la estatua de Boris el Desconcertado, localizaron la puerta. Tabatha salió de debajo de la capa y se acercó a ella y, tal como le había indicado Cedric, susurró la contraseña.

-Frescura de pino.-

La puerta chirrió al abrirse. Ambos se deslizaron por ella, Harry echó el cerrojo después de entrar y, mirando a su alrededor, se deshicieron de la capa invisible. La reacción inmediata fue pensar que merecía la pena llegar a Prefecto sólo para poder utilizar aquel baño. Estaba suavemente iluminado por una espléndida araña llena de velas, y todo era de mármol blanco, incluyendo lo que parecía una piscina vacía de forma rectangular, en el centro de la habitación. Por los bordes de la piscina había unos cien grifos de oro, los cuales tenían en la llave una joya de diferente color. Había asimismo un trampolín, y de las ventanas colgaban largas cortinas de lino blanco. En un rincón había un montón de toallas blancas muy mullidas, y en la pared un único cuadro con marco dorado que representaba una sirena rubia profundamente dormida sobre una roca; el largo pelo, que le caía sobre el rostro, se agitaba cada vez que resoplaba.

Tabatha dobló el mapa y avanzó suavemente, sentándose. Su mano se extendió hacia un costado y abrió unos grifos.

-Genial.-

Se dio cuenta enseguida de que el agua llevaba incorporados diferentes tipos de gel de baño, aunque eran geles distintos de cualesquiera que hubiera visto antes. Por uno de los grifos manaban burbujas de color rosa y azul del tamaño de balones de fútbol; otro vertía una espuma blanca como el hielo y espesa; de un tercero salía un vapor de color púrpura muy perfumado que flotaba por la superficie del agua. Ambos se divirtieron un rato abriendo y cerrando los grifos, disfrutando especialmente de uno cuyo chorro rebotaba por la superficie del agua formando grandes arcos. Luego, cuando la profunda piscina estuvo llena de agua, espuma y burbujas, cerraron todos los grifos y se escondieron detrás de dos columnas diferentes. De la bolsa Tabatha sacó una remera de tirantes negra más unos pantalones cortos que apenas sobrepasaban su rodilla. Harry, por otro lado, quedó en un traje de baño bastante sencillo

Una vez que ambos estuvieron listos, se metieron al agua.

Era tan profunda que apenas llegaban a tocar el fondo, Harry hizo un par de largos antes de volver a la orilla y quedarse mirando el huevo.

Los Mellizos Potter |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora