"Regalo de cumpleaños, un gigante y una confesión"

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Capítulo 7:

"Regalo de cumpleaños, un gigante y una confesión"

Volvieron a insistir en la puerta haciendo que Dudley se despertara de golpe

-¿Dónde está el cañón?- pregunto aún dormido.

Un crujido hizo que giraran a ver lo que pasaba detrás de ellos, Vernon salió de una de las habitaciones cargando un rifle (N/A contenido del paquete alargado)

-¿Quién anda hay? Le advierto... estoy armado.- no hubo ninguna respuesta solo un golpe violento.

La puerta se abrió con tanta fuerza que la saco de los engranajes haciéndola caer en el piso.

Un hombre gigante de barba y cejas espesas, que le cubrían casi toda la cara a excepción de su nariz y ojos. Se abrió paso doblando apenas la cabeza para poder pasar por la puerta.

Una vez adentro tomo el trozo de madera y lo volvió a colocar en su lugar como si fuera una delgada pluma. Ambos mellizos miraban con los ojos y la boca abierta a aquel ser que irrumpió en la cabaña.

Cuando la tormenta seso un poco, el gigante hablo.

-¿Podríamos preparar algo de té? No ha sido un viaje fácil.- camino hasta el sofá donde cayó como una roca, a su lado estaba un inmóvil Dudley que lo miraba como si fuera un bicho raro.

-Levántate, bola de grasa.- grito haciendo que el joven petrificado pegase un salto ante el susto y corriese a esconderse detrás de su madre.

-¡Ha! ¡Aquí están! Tabatha mírate cómo has crecido y tu Harry, todo un hombre.- los mellizos se miraban y no entendían de donde los conocía.

-La última vez que los vi eran dos hermosos bebes de un año, esta pequeña es la imagen viva de su madre pero con los ojos de su padre, y Harry es la viva imagen de su padre pero con los ojos de su madre.- Tío Vernon se empezó a poner nervioso ante aquel gigante.

-¡Le exijo que se vaya en este instante!- alzo el rifle y lo apunto.

-Ya cállate Dursley.- extendió su brazo y le saco de las manos el arma retorciéndolo como si fuera de goma y lanzándolo a otro lado de la habitación.

Ambos mellizos estaban sorprendidos ante esa escena.

-Bueno de todos modos Tabatha, Harry, les deseo un muy feliz cumpleaños a ambos. Tengo algo para ustedes, puede que este algo aplastado pero aún conserva un buen sabor.- de su gran abrigo saco dos cajas medianas y se las entregó a los niños.

Los dedos de Tabatha temblaban ante el tacto de la arrugada caja, al abrirla encontró una gran torta de chocolate con algunas flores de azúcar y un "Feliz cumpleaños, Tabatha" en glasé verde. Una enorme sonrisa se reflejó en el rostro de ambos, iba a decirle gracias pero Harry se le adelanto.

-¿Quién es usted, señor?- los ojos esmeralda del niño se perdieron en los escarabajos negros del gigante.

-Que modales los mío, Rubeus Hagrid, guardián de las llaves y terrenos de Hogwarts.- la vista de la niña que antes miraba la torta se puso completamente en el invitado.

-¿Hogwarts?- Hagrid reía entre dientes al ver la cara que puso al nombrar ese lugar.

-Si mi niña, ya habrá tiempo para hablar de eso, ¿Qué tal ese té, entonces?- se froto las manos mirando a los Dursley.- No me opondré si tienen algo más fuerte.-

Se acercó hasta la chimenea apagada con los restos de las bolsas, una risa se escapó y se agacho junto al hogar. Su cuerpo era tan grande que no permitía ver que era lo que hacía, luego de unos segundos se apartó dejando ver una luz anaranjada que expulsaba calor.

Después de encender el fuego, se volvió a sentar en el sillón que prácticamente se hundió por el peso, de su enorme abrigo, comenzó a sacar todo tipo de cosas: un juego de té, una tetera, una cazuela de cobre, un paquete de salchichas y una botella de líquido color ámbar. En pocos minutos, la cabaña se inundó con el olor a las salchichas, nadie decía nada solo observaban como trabajaba. Al sacar las primeras seis salchichas, a Dudley se le hacía agua la boca por probar aunque sea un poco, su madre lo noto y lo tomo del hombro.

-No se te ocurra tocar nada.- advirtió su padre con un tono cortante.

-Ese gordo pastel de su hijo, no necesita engordar más, Dursley así que relájese.- soltó una sombría risa y siguió trabajando. En dos platos sirvió tres salchichas para cada uno de los mellizos, los dos estaban tan hambrientos que pensaron que nunca probarían algo como eso, mientras comían no le sacaban de encima los ojos al gigante.

-Lo sentimos, pero seguimos sin saber quién es usted.- dijo Harry terminando de tragar un pedazo de comida.

-Llámenme Hagrid.- tomo un sorbo de té y se secó la boca con el dorso de su abrigo.-Todos lo hacen, como dije soy el guardián de las llaves de Hogwarts, ya lo sabrán todo en Hogwarts.-

-Ese es el punto, ¿Qué es Hogwarts?- pregunto Tabatha. Hagrid, parecía asombroso.

-Lo... lamento.- dijo por último bajando la vista al plato.

-¿Lo lamento?- miro con odio a los Dursley que aterrados que se escondieron detrás de sus propias sombras.

-Ellos son lo que deben disculparse.-

-¿De qué?- preguntaron al unísono los hermanos.

-¡¿El qué?!- se levantó de golpe haciendo vibrar toda la habitación.

-Espera un momento. ¿Me van a decir que estos niños no saben nada de NADA?- Tabatha pensó que eso tendría algo que ver con el tema de las cartas.

-Nosotros sabemos algo, como sumar, restar, dividir...-Hagrid agito la mano restándole importancia.

-Me refiero a nuestro mundo, el mundo de ustedes, mi mundo, el mundo de sus padres.- los mellizos se miraron entre sí.

-¿Qué mundo?- pregunto Tabatha.

-¡DURSLEY!- grito enojado.

El rostro de Vernon palideció como un copo de nieve, las manos le temblaban. Hagrid lo ignoro y se acercó a los mellizos.

-Ustedes deben saber algo acerca de su madre y su padre.- ninguno entendía de que hablaba.

-¿Nuestra madre y nuestro padre?- un pequeño nudo se formó en la garganta de Tabatha al nombrarlos.

-Quiero decir ellos eran famosos, ustedes son famosos.- una sonrisa se formó en el rostro de Hagrid.

-¿Qué quieres decir con que son famosos?- pregunto Harry.

-No sabían... no lo sabían.- se pasó una mano por el pelo y los miro con asombro.

-¿De verdad no saben quién eran sus padres?- ambos negaron con la cabeza.

-¡DETÉNGASE! ¡Le prohíbo que les diga algo a estos niños!- grito recuperando la voz.

Ningún hombre se hubiera atrevido a enfrentar a alguien de tanta altura como lo era Hagrid.

-¿No se lo ha dicho? ¿No les contó acerca del contenido de la carta que Dumbledore le dejo? ¡Yo estaba ahí! ¡Vi que Dumbledore la dejaba! ¿Se lo ha ocultado a estos niños durante tanto tiempo?- su rostro se tornó rojo de furia.

-¡Alguien nos puede explicar que está pasando!- grito Tabatha harta de tanto misterio.

-¡Deténgase se lo prohíbo!- rugió Vernon.

-¡Estos niños deben saber que son magos!- el asombro era gigante en ambos niños.

-¿Qué somos que?-


Los Mellizos Potter |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora