"Las felicitaciones de cumpleaños"

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Libro 3

Capítulo 1

"Las felicitaciones de cumpleaños"

Era casi medianoche y Tabatha estaba tumbada en la cama, boca abajo, tapada con las mantas hasta la cabeza, como en una tienda de campaña. En una mano tenía la linterna y, abierto sobre la almohada, había un libro grande encuadernado en piel (Historia de la Magia, de Adalbert Waffling). La pelirroja recorría la página con la punta de su pluma de águila y con el entrecejo fruncido buscando algo que le sirviera para su redacción sobre «La inutilidad de la quema de brujas en el siglo XIV».

La pluma se detuvo en la parte superior de un párrafo que podía serle útil. Tabatha acercó la linterna al libro y leyó:

En la Edad Media, los no magos (comúnmente denominados muggles) sentían hacia la magia un especial temor, pero no eran muy hábiles en reconocerla. En las raras ocasiones en que capturaban a un auténtico brujo o bruja, la quema carecía en absoluto de efecto. La bruja o el brujo realizaba un sencillo encantamiento para enfriar las llamas y luego fingía que se retorcía de dolor mientras disfrutaba del suave cosquilleo. A Wendelin la Hechicera le gustaba tanto ser quemada que se dejó capturar no menos de cuarenta y siete veces con distintos aspectos.

Ella se puso la pluma entre los dientes y buscó bajo la almohada el tintero y un rollo de pergamino. Lentamente y con mucho cuidado, destapó el tintero, mojó la pluma y comenzó a escribir, deteniéndose a escuchar de vez en cuando, porque si alguno de los Dursley, al pasar hacia el baño, oía el rasgar de la pluma, lo más probable era que la encerraran, junto a su hermano, bajo llave hasta el final del verano en el armario que había debajo de las escaleras.

Cuando los mellizos estaban de vacaciones, lo único que podían hacer los Dursley aquellos días era guardar bajo llave los libros de hechizos, las varitas mágicas, los calderos y las escobas y prohibirles que hablara con los vecinos.

Para ambos había representado un grave problema que les quitaran los libros, porque los profesores les habían mandado muchos deberes para el verano. Uno de los trabajos menos agradables, para los dos, sobre pociones para encoger; era para el profesor menos estimado por los mellizos. Snape, que estaría encantado de tener una excusa para castigarlos durante un mes. Así que durante la primera semana de vacaciones, Harry y Tabatha, aprovecharon la oportunidad mientras los Dursley estaban en el jardín admirando el nuevo coche de la empresa de tío Vernon, fueron a la planta baja, forzaron la cerradura del armario que estaba debajo de las escaleras, y tomaron algunos libros y los escondieron en sus habitaciones. Mientras no dejaran manchas de tinta en las sábanas, los Dursley no tendrían por qué enterarse de que aprovechaban las noches para estudiando magia.

Los mellizos no querían problemas con sus tíos y menos en aquellos momentos porque estaban enfadados con ellos, y todo porque cuando llevaba una semana de vacaciones habían recibido una llamada telefónica de un compañero de la escuela.

Ron Weasley, que era uno de los mejores amigos que tenían en Hogwarts, procedía de una familia de magos. Esto significaba que sabía muchas cosas que ellos ignoraban, pero nunca había utilizado el teléfono. Por desgracia, fue tío Vernon quien respondió:

Flashback:

-¿Diga?-cada uno de los mellizos, estaban en ese momento en sus habitaciones, se quedaron de piedra al oír que era Ron quien respondía.

-¿HOLA? ¿HOLA? ¿ME OYE? ¡QUISIERA HABLAR CON TABATHA Y HARRY POTTER!-Ron daba tales gritos que tío Vernon dio un salto y alejó el teléfono de su oído por lo menos medio metro, mirándolos con furia y sorpresa.

Los Mellizos Potter |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora