"El Patronus"

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Capítulo 19:

"El Patronus"

Tabatha sabía que la intención de Hermione había sido buena, pero eso no le impidió enfadarse con ella. Los mellizos habían sido propietarios de las mejores escobas del mundo durante unas horas y, por culpa de la castaña, ya no sabían si las volverían a ver.

Ron también estaba enfadado con ella. En su opinión, desmontar una Saeta de Fuego completamente nueva era un crimen. Hermione, que seguía convencida de que había hecho lo que debía y comenzó a evitar la sala común. Los mellizos y Ron supusieron que se había refugiado en la biblioteca y no intentaron persuadirla de que saliera de allí. Y la pelirroja, solo hablaba con ella cuando ingresaban en la habitación.

Se alegraron de que el resto del colegio regresara poco después de Año Nuevo y la torre de Gryffindor volviera a estar abarrotada de gente y de bullicio. Wood buscó a los mellizos la noche anterior al comienzo de las clases.

-¿Qué tal las Navidades?-preguntó. Y, sin esperar respuesta, se sentó, bajó la voz - He estado meditando durante las vacaciones, chicos. Después del último partido, ¿sabes? Si los Dementores acuden al siguiente... no nos podemos permitir que tú... bueno...-Oliver se quedó callado, con cara de sentirse incómodo.

-Estoy trabajando en ello.-dijo Harry rápidamente.-El profesor Lupin me dijo que nos daría unas clases para ahuyentar a los Dementores. Comenzaremos esta semana. Dijo que después de Navidades estaría menos atareado.

-Ya.-murmuró Wood. Su rostro se animó.-Bueno, en ese caso... Realmente no quería perderte como buscador; Harry. ¿Han comprado ya otras escobas?

-No.-contestó Tabatha.

-¿Cómo? Pues será mejor que se den prisa. No pueden montar en esas Estrella Fugaz en el partido contra Ravenclaw.-

-Les regalaron dos Saetas de Fuego en Navidad.-dijo Ron, sumándose a la conversación.

-¿Una Saeta de Fuego? ¡No! ¿En serio? ¿Una Saeta de Fuego de verdad?

-No te emociones, Oliver.-habló la pelirroja con tristeza.-Ya no la tenemos. Nos las confiscaron.-Harry se encargó de explicarle los motivos.

-¿Hechizada? ¿Por qué podría estar hechizada?

-Sirius Black.-explicó Harry sin entusiasmo.-Parece que va detrás de nosotros. Así que McGonagall piensa que él nos la podría haber enviado.-desechando la idea de que un famoso asesino estuviera interesado por la vida de su buscador y su cazadora, Oliver, siguió con el tema.

-¡Pero Black no podría haber comprado una Saeta de Fuego! Es un fugitivo. Todo el país lo está buscando. ¿Cómo podría entrar en la tienda de Artículos de Calidad para el Juego del Quidditch y comprar una escoba?-

-Ya lo sabemos. Pero aun así, McGonagall quiere desmontarlas.-Wood se puso pálido.

-Iré a hablar con ella, chicos.-les prometió.- La haré entrar en razón... dos Saetas de Fuego... ¡dos auténticas Saetas de Fuego en nuestro equipo! Ella tiene tantos deseos como nosotros de que gane Gryffindor... La haré entrar en razón... ¡dos Saetas de Fuego...!

*.*.*

Las clases comenzaron al día siguiente. Lo último que deseaba nadie una mañana de enero era pasar dos horas en una fila en el patio, pero Hagrid había encendido una hoguera de salamandras, para su propio disfrute, y pasaron una clase inusualmente agradable recogiendo leña seca y hojarasca para mantener vivo el fuego, mientras las salamandras, correteaban de un lado para otro de los troncos incandescentes que se iban desmoronando. La primera clase de Adivinación del nuevo trimestre fue mucho menos divertida. La profesora Trelawney les enseñaba ahora quiromancia y se apresuró a informar a Harry de que tenía la línea de la vida más corta que había visto nunca. A la que los mellizos tenían más ganas de acudir era a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Después de la conversación con Wood, querían comenzar las clases contra los Dementores tan pronto como fuera posible.

Los Mellizos Potter |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora