La tercera prueba

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Capítulo 30

La tercera prueba

-¿También Dumbledore cree que Quien-tú-sabes está recuperando fuerzas?-murmuró Ron.

Aquella noche los cuatro volvieron a quedarse hasta tarde hablando de todas esas cosas en la sala común, hasta que a Harry empezó a darle vueltas la cabeza y comprendió a qué se refería Dumbledore cuando le había dicho que tenía tantos pensamientos en la cabeza que resultaba un alivio sacarlos.

Ron miraba la chimenea. A Harry le pareció que su amigo temblaba un poco, aunque la noche era cálida.

-¿Y confía en Snape?-añadió el pelirrojo.- ¿De verdad confía en Snape, aunque sabe que fue un Mortifago?

-Sí.-respondió Tabatha.

Hermione llevaba diez minutos sin hablar. Estaba sentada con la frente apoyada en las manos y mirando al suelo. A Harry se le ocurrió que también a ella le hubiera sido útil un Pensadero.

-Rita Skeeter.-murmuró al final.

-¿Cómo puedes preocuparte ahora por ella?-exclamó Ron, sin dar crédito a lo escuchado.

-Espera.-pidió la pelirroja mirando a su amiga.- ¿Qué tiene Rita?-

-No me preocupo por ella.-replicó Hermione sin dejar de mirar al suelo.- Sólo estoy pensando... ¿recuerdan lo que nos dijo en Las Tres Escobas?-

-Yo sé cosas sobre Ludo Bagman que les pondrían los pelos de punta...-respondió Tabatha, mirando a la nada.

Supongo que se refería a eso.-añadió Hermione.- Ella hizo la crónica del juicio, sabía que les había pasado información a los Mortifagos. Y Winky también lo sabía, ¿se acuerdan? ¡El señor Bagman es un mago malo! Seguro que el señor Crouch se puso furioso cuando lo dejaron en libertad y lo comentó en su casa.

-Ya, pero Bagman no pasó la información a sabiendas, ¿o sí?

Hermione se encogió de hombros.

-¿Y Fudge cree que Madame Máxime atacó a Crouch?-preguntó Ron, volviéndose hacia Harry.

-Sí.-repuso Harry.-Pero sólo porque Crouch desapareció junto al carruaje de Beauxbatons.

-Nosotros nunca sospechamos de ella.-comentó Ron pensativo.- Tiene sangre de gigante, y no quiere admitirlo...

-Claro que no quiere admitirlo.-dijo Hermione bruscamente, levantando la mirada.-Mira lo que le pasó a Hagrid cuando Rita se enteró de lo de su madre. Mira a Fudge, llegando a rápidas conclusiones sobre ella, sólo porque es semigigante. ¿Para qué iba a querer que lo supieran?, ¿para hacerse víctima de ese tipo de prejuicios? En su lugar, sabiendo lo que me esperaba por decir la verdad, también yo diría que tengo el esqueleto grande.-de pronto Hermione miró el reloj y exclamó asustada.- ¡No hemos practicado nada! ¡Tendríamos que haber preparado el embrujo obstaculizador! ¡Mañana tendremos que ponernos a ello muy en serio! Vamos, Harry, Tab, tienen que dormir.

Mediante empujones, Hermione subió a la pelirroja hacia la habitación. Las dos ingresaron sin hacer mucho ruido, lo menos que querían era despertar a sus compañeras. Las dos se cambiaron en silencio y se despidieron con un leve movimiento de la cabeza para luego esconderse tras los doseles.

Esponjando la almohada, Tabatha suspiró y miró por la rendija que dejaba que la luz de la luna se proyectase en su rostro. Algo le molestaba en el interior y era algo que le había dicho Dumbledore tiempo atrás.

Estando juntos, lo lograran debilitar y terminaron por destruirlo.

Pero a su vez había algo más haciendo presión sobre su conciencia: y eso era el motivo por el cual tomaba clases con la profesora McGonagall. Si Voldemort llegase a regresar, ella debía de ser quién defendiese a su hermano. Todo ese peso recaí sobre sus hombros y se le estaba haciendo demasiado pesado y difícil de lidiar.

Los Mellizos Potter |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora