Priori incantatem

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Capítulo 33

Priori incantatem

Colagusano se acercó a Harry, que intentó sacudirse su aturdimiento y apoyar en los pies el peso del cuerpo antes de que le desataran las cuerdas.

Durante una fracción de segundo, Harry podría haber pensado en huir, pero no iba a dejar sola a su hermana. Aparte, la pierna herida le temblaba y los Mortifagos cerraban filas, tapando los huecos de los que faltaban y formando un cerco más apretado. Colagusano se dirigió hacia el lugar en que yacía el cuerpo de Cedric, y regresó con la varita de Harry, que le puso con brusquedad en la mano, sin mirarlo, para volver luego a ocupar su sitio en el círculo de Mortifagos.

-Oh, una última cosa, Colagusano.-habló Voldemort.-Desata también a la valiente Tabatha Potter, voy a darle una oportunidad en caso que su hermano falle.-Peter repitió los pasos, solo que Voldemort fue quién le devolvió la varita a la pelirroja.- ¿Les han dado clases de duelo?-preguntó con voz melosa.-Saludémonos con una inclinación, Harry.-dijo, agachándose un poco, pero sin dejar de presentar su cara de serpiente.- Vamos, hay que comportarse como caballeros...a Dumbledore le gustaría que hicieras gala de tus buenos modales. Inclínate ante la muerte, Harry.-

Los Mortifagos volvieron a reírse. La boca sin labios de Voldemort se contorsionó en una sonrisa. Harry no se inclinó. No iba a permitir que Voldemort se burlara de él antes de matarlo... no iba a darle esa satisfacción...

-He dicho que te inclines.-repitió Voldemort, alzando la varita. Harry sintió que su columna vertebral se curvaba como empujada firmemente por una mano enorme e invisible, y los Mortifagos rieron más que antes.-Muy bien.-dijo Voldemort con voz suave, y, cuando levantó la varita, la presión que empujaba al azabache hacia abajo desapareció.- Ahora da la cara como un hombre. Tieso y orgulloso, como murió tu padre...-Tabatha apretó los dientes y jugueteó con su varita entre sus dedos.-Señores, empieza el duelo.

Voldemort levantó la varita una vez más, y, antes de que Harry pudiera hacer nada para defenderse, recibió de nuevo el impacto de la maldición Cruciatus.

-¡No!-exclamó la pelirroja, yendo hacia su hermano.

El dolor que sentía Harry era tan intenso, tan devastador, que olvidó dónde estaba: era como si cuchillos candentes le horadaran cada centímetro de la piel, y la cabeza le fuera a estallar de dolor. Gritó más fuerte de lo que había gritado en su vida.

-¡Detenlo!-ordenó Tabatha, con voz autoritaria.- ¡Detenlo, ahora!-

Todo cesó. Harry dio la vuelta y, con dificultad, se puso en pie. Temblaba incontrolablemente. En su tambaleo llegó hasta el muro de Mortifagos, que lo empujaron hacia Voldemort. Tabatha lo sostuvo de los brazos, ayudándolo a que pudiese mantenerse parado.

-Un pequeño descanso.-dijo Voldemort, dilatando de emoción las alargadas rendijas de la nariz.- Una breve pausa...-repitió, esbozando una sonrisa maquiavélica.- Duele, ¿verdad, Harry? No querrás que lo repita, ¿a qué no?-el azabache no respondió.-Te he preguntado si quieres que lo repita.-dijo Voldemort con voz suave.- ¡Respóndeme! ¡Imperio!

Y, por tercera vez en su vida, Harry sintió la sensación de que su mente se vaciaba de todo pensamiento...

-¡Recuerda lo que dijo Moody!-exclamó Tabatha.- ¡No cedas, no cedas!-Voldemort movió su mano y una pared invisible se alzó entre ella y su hermano. La pelirroja seguía gritándole que no cediera, pero su voz no alcanzaba a penetrar en el muro que los separaba.

-¡NO LO HARÉ!-el grito de Harry retumbó por todo el cementerio, y la somnolencia desapareció tan de repente como si le hubieran echado un jarro de agua fría. Pero regresaron inmediatamente los dolores que la maldición Cruciatus le había dejado en todo el cuerpo.

Los Mellizos Potter |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora