Capítulo 12:
El Torneo de los tres magos
Los carruajes atravesaron las verjas flanqueadas por estatuas de cerdos alados y luego avanzaron por el ancho camino, balanceándose peligrosamente bajo lo que empezaba a convertirse en un temporal. Pegando la cara a la ventanilla, Harry podía ver cada vez más próximo el castillo de Hogwarts, con sus numerosos ventanales iluminados reluciendo borrosamente tras la cortina de lluvia. Los rayos cruzaban el cielo cuando su carruaje se detuvo ante la gran puerta principal de roble, que se alzaba al final de una breve escalinata de piedra. Los que ocupaban los carruajes de delante corrían ya subiendo los escalones para entrar en el castillo. Los cuatro saltaron del carruaje y subieron la escalinata a toda prisa, y sólo levantaron la vista cuando se hallaron a cubierto en el interior del cavernoso vestíbulo alumbrado con antorchas y ante la majestuosa escalinata de mármol.
-¡Caray!-exclamó Ron, sacudiendo la cabeza y poniéndolo todo perdido de agua.- Si esto sigue así, va a terminar desbordándose el lago. Estoy empapado... ¡Ay!
Un globo grande y rojo lleno de agua acababa de estallarle en la cabeza. Empapado y farfullando de indignación, Ron se tambaleó y cayó contra Harry, al mismo tiempo que un segundo globo lleno de agua caía... rozando a Hermione. Estalló a los pies de Harry, y una ola de agua fría le mojó las zapatillas y los calcetines. A su alrededor, todos chillaban y se empujaban en un intento de huir de la línea de fuego.
Harry levantó la vista y vio, flotando a seis o siete metros por encima de ellos, a Peeves. Su cara, ancha y maliciosa, estaba contraída por la concentración mientras se preparaba para apuntar a un nuevo blanco.
-¡PEEVES!-gritó una voz irritada.- ¡Peeves, baja aquí AHORA MISMO!- McGonagall acababa de entrar apresuradamente desde el Gran Comedor. Resbaló en el suelo mojado y para no caerse tuvo que agarrarse al cuello de Hermione.- ¡Ay! Perdón, señorita Granger.-Tabatha la ayudó a enderezarse.-Gracias, Potter.-
-No se preocupe, profesora.-dijo la castaña jadeando y frotándose la garganta.
-¡Peeves, baja aquí AHORA!-bramó McGonagall, enderezando su sombrero puntiagudo y mirando hacia arriba a través de sus gafas de montura cuadrada.
-¡No estoy haciendo nada!-contestó Peeves entre risas, arrojando un nuevo globo lleno de agua a varias chicas de quinto, que gritaron y corrieron hacia el Gran Comedor.- ¿No estaban ya mojadas? ¡Esto son unos chorritos!-dirigió otro globo hacia un grupo de segundo curso que acababa de llegar.
-¡Llamaré al director!-amenazó McGonagall.-Te lo advierto, Peeves...-el Poltergeist le sacó la lengua, tiró al aire los últimos globos y salió zumbando escaleras arriba, riéndose como loco.- ¡Bueno, vamos!-ordenó bruscamente la profesora a la empapada multitud.- ¡Vamos, al Gran Comedor!
Los mellizos, Ron y Hermione cruzaron el vestíbulo entre resbalones y atravesaron la puerta doble de la derecha. Ron murmuraba entre dientes y se apartaba el pelo empapado de la cara.
El Gran Comedor, decorado para el banquete de comienzo de curso, tenía un aspecto tan espléndido como de costumbre, y el ambiente era mucho más cálido que en el vestíbulo. A la luz de cientos y cientos de velas que flotaban en el aire sobre las mesas, brillaban las copas y los platos de oro. Las cuatro largas mesas estaban abarrotadas de alumnos que charlaban. Al fondo del comedor, los profesores se hallaban sentados de cara a sus alumnos. Los chicos pasaron por delante de los estudiantes de Slytherin, de Ravenclaw y de Hufflepuff, y se sentaron con los demás de su casa al otro lado del Gran Comedor, junto a Nick Casi Decapitado.
-Buenas noches.-saludó el fantasma sonriéndoles.
-¡Pues cómo serán las malas!-contestó Harry, quitándose las zapatillas y vaciándolas de agua.- Espero que se den prisa con la Ceremonia de Selección, porque me muero de hambre.
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Los Mellizos Potter |Cancelada|
Fanfiction¿Cómo sería si James y Lily hubieran tenido otra hija? ¿Cómo sería si esa noche no solo hubo un niño que sobrevivió a la maldición imperdonable? ¿Cómo sería si esa noche una niña también sobrevivió a la maldición imperdonable? ¿Cómo sería si no hubi...