Capítulo 11:
"La advertencia del Sombrero"
Harry no quería que los demás supieran que Luna y él tenían la misma alucinación, si eso es lo que era, de modo que no volvió a mencionar los caballos; simplemente se sentó en el carruaje y cerró la portezuela tras él. Con todo, no pudo evitar mirar las siluetas de los animales que se movían detrás de la ventanilla.
-¿Han visto a Grubbly-Plank?-preguntó Ginny.- ¿Qué hace aquí? No se habrá marchado Hagrid, ¿verdad?-
-A mí no me importaría.-comentó Luna.- No es muy buen profesor.
-¡Claro que lo es!-saltaron los mellizos, Ron y Ginny, enojados.
El azabache lanzó una mirada fulminante a Hermione.
-Sí, sí...es muy bueno.-acotó la castaña, carraspeando.
-Pues a los de Ravenclaw nos da mucha risa.-añadió Luna sin inmutarse.
-Se ve que tienen un sentido del humor muy raro.-espetó Ron mientras las ruedas del carruaje empezaban a moverse.
A Luna no pareció afectarle la tosquedad del Prefecto; más bien al contrario: se quedó mirándolo un buen rato como si fuera un programa de televisión poco interesante.
Los coches, traqueteando y balanceándose, avanzaban en caravana por el camino. Cuando pasaron entre los dos altos pilares de piedra, adornados con sendos cerdos alados en la parte de arriba, que había a ambos lados de la verja de los jardines del colegio, vieron que los jardines estaban completamente a oscuras. El castillo, sin embargo, se erguía ante ellos.
Los carruajes se detuvieron con un tintineo cerca de los escalones de piedra que conducían a las puertas de roble, y Harry fue el primero en apearse. Se dio la vuelta una vez más para comprobar si había alguna ventana iluminada cerca del bosque, pero no distinguió señales de vida en la cabaña de Hagrid. Luego volvió a mirar de mala gana, porque todavía albergaba esperanzas de que hubieran desaparecido, a aquellas esqueléticas criaturas que conducían los carruajes, y vio que se habían quedado quietas y silenciosas en la fría noche, y que sus blancos e inexpresivos ojos relucían.
-¿Vienes o qué?-preguntó Ron.
-¡Ah, sí!-respondió Harry rápidamente, y se unieron a la muchedumbre que corría escalones arriba y entraba en el castillo.
El vestíbulo resplandecía con la luz de las antorchas, y en él resonaban los pasos de los alumnos que caminaban por el suelo de losas de piedra hacia las puertas que había a la derecha, las cuales conducían al Gran Comedor donde iba a celebrarse el banquete de bienvenida.
Los alumnos fueron sentándose en las cuatro largas mesas, bajo un techo negro sin estrellas. Las velas que flotaban en el aire, sobre las mesas, iluminaban a los plateados fantasmas que había desperdigados por el comedor, así como los rostros de los alumnos, que hablaban con entusiasmo intercambiando noticias del verano, saludando a gritos a los amigos de otras casas y examinándose los recientes cortes de pelo y las nuevas túnicas. A los mellizos les incomodo las miradas acusatorias que recibían por parte de los demás estudiantes.
Luna se separó de ellos al llegar a la mesa de Ravenclaw. En cuanto los demás llegaron a la de Gryffindor, a Ginny la llamaron unos compañeros de cuarto y fue a sentarse con ellos; Harry, Tabatha, Ron, Hermione y Neville encontraron cinco asientos libres hacia la mitad de la mesa, entre Nick Casi Decapitado, el fantasma de la casa de Gryffindor, y Parvati Patil y Lavender Brown.
-Ahí tampoco está.-comentó Tabatha, bajando la vista luego de fijarse en la mesa de profesores y tampoco ver a Hagrid.
-No puede haberse marchado.-acotó Ron, que parecía un tanto angustiado.
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Los Mellizos Potter |Cancelada|
Fanfiction¿Cómo sería si James y Lily hubieran tenido otra hija? ¿Cómo sería si esa noche no solo hubo un niño que sobrevivió a la maldición imperdonable? ¿Cómo sería si esa noche una niña también sobrevivió a la maldición imperdonable? ¿Cómo sería si no hubi...