"Los elegidos para el Torneo, más dos"

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Capítulo 17:

"Los elegidos para el Torneo, más dos"

Harry permaneció sentado, consciente de que todos cuantos estaban en el Gran Comedor lo miraban. Se sentía aturdido, atontado. Debía de estar soñando. O no había oído bien. Nadie aplaudía. Un zumbido como de abejas enfurecidas comenzaba a llenar el salón. Algunos alumnos se levantaban para verlo.

En la mesa de los profesores, la profesora McGonagall se acercó a Dumbledore, con el que cuchicheó impetuosamente. El director inclinaba hacia ella la cabeza, frunciendo un poco el entrecejo.

Harry se volvió hacia su melliza, Ron y Hermione. Más allá de ellos, vio que todos los demás ocupantes de la larga mesa de Gryffindor lo miraban con la boca abierta.

-Yo no puse mi nombre.-confesó Harry, totalmente confuso.- Ustedes lo saben.-ellos tres le devolvieron la mirada.

En la mesa de los profesores, Dumbledore se irguió e hizo un gesto afirmativo a la profesora McGonagall.

-¡Harry Potter!-llamó.- ¡Harry! ¡Levántate y ven aquí, por favor!

-Ve.-le susurró Tabatha, dándole un leve empujón.

Él se puso en pie, se pisó el dobladillo de la túnica y se tambaleó un poco, pero su hermana lo sostuvo. Avanzó por el hueco que había entre las mesas de Gryffindor y Hufflepuff. Le pareció un camino larguísimo. La mesa de los profesores no parecía hallarse más cerca aunque él caminara hacia ella, y notaba la mirada de cientos y cientos de ojos, como si cada uno de ellos fuera un reflector. El zumbido se hacía cada vez más fuerte. Después de lo que le pareció una hora, se halló delante de su director y notó las miradas de todos los profesores.

-Bueno... cruza la puerta, Harry.-habló Dumbledore, sin sonreír.

Una vez que el azabache se perdió de vista, McGonagall se apresuró a bajar las escaleras y acercarse a la mesa de Gryffindor.

-Potter.-jadeo, sosteniéndose los dobladillos de la túnica.-Tabatha, acompáñame, querida.-la pelirroja miró a Hermione, quién asintió, y luego se puso de pie.- Adelántate. Ve con tu hermano. Ahora.-

Tabatha no perdió ni un segundo y atravesó el pasillo, sin siquiera mirar atrás, pero aun así sentía todas las miradas del colegio sobre ella. Atravesó la puerta sin molestarse en ser delicada, más bien pareció un estruendo cuando la madera rebotó contra la pared.

-¿Tab?-preguntó Harry, dándose vuelta.- ¿Qué hace aquí?

-Lo mismo quisiera saber yo.-gruñó la pelirroja.- ¡¿Es que no podemos tener un año en paz?!-exclamó.

Ambos se encontraron en una sala más pequeña, decorada con retratos de brujos y brujas, una vez que salieron del Gran Comedor. Delante de ellos se alzaban una chimenea que crepitaba un fuego acogedor. Cuando entraron, las caras de los retratados se volvieron hacia ellos.

Krum, Cedric y Fleur Delacour estaban junto a la chimenea. Con sus siluetas recortadas contra las llamas, tenían un aspecto curiosamente imponente. Krum, cabizbajo y siniestro, se apoyaba en la repisa de la chimenea, ligeramente separado de los otros dos. Cedric, de pie con las manos a la espalda, observaba el fuego. Fleur los miró cuando entraron y volvió a echarse para atrás su largo pelo plateado.

-¿Qué pasa?-preguntó, creyendo que habían entrado para transmitirles algún mensaje.- ¿Quieguen que volvamos al comedog?

Cedric volteo.

-¿Tabatha?-habló, yendo hacia la pelirroja.- ¿Qué hacen aquí?-ni ella ni Harry sabían cómo explicar lo que acababa de suceder.

-Ohm...-balbuceo ella, tratando de encontrar las palabras adecuadas.- Nosotros...-los tres campeones parecían más grandes.

Los Mellizos Potter |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora