Capítulo 21
"En el ojo de la serpiente"
El aire frío le corría por cada vertebra, estremeciéndola hasta los huesos. Pero aquella sombra no sentía el frío. No sentía el cambio de temperatura. No sentía nada.
Un largo pasillo se extendía ante sus ojos: largo, oscuro e inhóspito. Pero ella no tenía miedo.
Su andar era arrastrado, pesado y se mantenía en pie de una forma oscilante. Sus pensamientos eran nebulosos y carecían de buenas intenciones. Sentía un profundo odio aflorándole desde el corazón y apoderándose del resto de su cuerpo. Era un odio que no se comparaba con cualquier otro tipo de odio. Ésta expresión se dividía en dos y la dejaba intranquila.
"Deben morir. Sólo después de ver sus cuerpos puedo asegurarme de que mi ascenso no tendrá obstáculos."
Algo pegajoso se deslizó a su lado. Ella se volvió hacia el costado, visualizando una serpiente que se escurría a su lado. Ambos transitaban por el pasillo. Los azulejos negros reflejaban la figura oscura y maligna que se arrastraba, sacando una roja y bípeda lengua. Siseos se elevaban en el aire, llegando a los oídos de la segunda silueta.
"Tranquila, mi pequeña. Pronto los tendremos a ambos."
Al llegar al final del corredor, se encontraron de frente con una puerta de gruesa madera. La eminencia encapuchada estiró sus largos y pálidos dedos reptaron por toda la circunferencia de la perilla, girándola suavemente hacia el costado hasta que un débil chasquido la destrabó.
Una brillante y cegadora luz cubrió por completo a la figura vestida de negro. La serpiente siseaba nerviosamente mientras se enredaba en las pierna de su amo, trazando su camino hacia arriba y descansando sobre los estrechos hombros.
La figura ingresó a la habitación, dejando atrás la oscuridad y sumiéndose en la claridad que proporcionaba aquella habitación blanca.
Allí no había mucho, más que un espejo empotrado contra una pared y en el centro una enorme bola de cristal, pegada contra un pedestal cromado. La serpiente susurraba contra el oído del espectro mientras enredaba la cola alrededor de la muñeca de dicho sujeto.
La sombra se acercó a la bola de cristal y colocó sus tersas y blancas manos sobre la base. En el centro de la bola una nube gris comenzó a disiparse, permitiendo ver figuras borrosas, que poco a poco fueron transformándose en visiones más nítidas.
Lo que allí se mostraba era una habitación mucho más amplia y cavernosa, donde la única fuente de luz era un arco de piedra. Allí había personas que se batían a duelo. Chispas volaban e impactaban en sus blancos o simplemente daban contras las paredes. La sombra se exasperaba al ver a aquella pareja de hermanos luchando contra sus tropas. Pero también se sentía verdaderamente humillado al darse cuenta a la clase de persona a la que le había puesto su marca. Era increíble que un grupo de adultos no pudiese lidiar con unos cuantos mocosos adolescentes. Eso la hacía rabiar.
La serpiente pareció sentir su ira, por lo que continuó siseando en el oído de su amo.
"Lo sé. Lo sé."
La figura arrastraba los pies a medida que se alejaba de la bola y se acercaba al espejo.
"Sí uno quiere que las cosas se hagan, uno debe tomar el asunto entre sus manos."
Al situarse frente a la lámina lustrada, sus dedos fueron hacia su cabeza, corriendo hacia atrás la capucha y revelando un rostro en forma de corazón, piel más blanca que la leche, una revuelta cabellera pelirroja y, más importante e intimidante, un par de ojos más rojos que la sangre.
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Los Mellizos Potter |Cancelada|
Fanfiction¿Cómo sería si James y Lily hubieran tenido otra hija? ¿Cómo sería si esa noche no solo hubo un niño que sobrevivió a la maldición imperdonable? ¿Cómo sería si esa noche una niña también sobrevivió a la maldición imperdonable? ¿Cómo sería si no hubi...