"El error de Fudge"

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Capítulo 35:

"El error de Fudge"

Cuando Dumbledore abrió la puerta de la enfermería, Harry vio a la señora Weasley, a Bill, Ron y Hermione rodeando a la señora Pomfrey, que parecía agobiada. Le estaban preguntando dónde se hallaban los mellizos y qué les había ocurrido.

Todos se abalanzaron sobre ellos cuando entraron, y la señora Weasley soltó una especie de grito amortiguado.

-¡Harry!, ¡ay, Harry!

Fue hacia él, pero Dumbledore se interpuso.

-Molly.-dijo levantando la mano.-Por favor, escúchame un momento.-Remus aprovechó para depositar a la pelirroja en la cama que le señalaba Madame Pomfrey.-Estos niños han vivido esta noche una horrible experiencia. Y Harry acaba de revivirla para mí. Lo que ahora necesitan es paz, tranquilidad, y dormir. Si quiere que estén con él.-añadió, mirando también a Ron, Hermione y Bill.-Pueden quedarse, pero no quiero que les pregunten nada hasta que ellos estén preparado para responder, y desde luego no esta noche.

La señora Weasley mostró su conformidad con un gesto de la cabeza. Estaba muy pálida. Se volvió hacia Ron, Hermione y Bill con expresión severa, como si ellos estuvieran metiendo bulla.

-¿Han oído?-les dijo en un susurró.- ¡Necesitan tranquilidad!

-Dumbledore.-dijo la señora Pomfrey, mirando fijamente el perro grande y negro en el que se había convertido Sirius.- ¿Puedo preguntar qué...?

-Este perro se quedará un rato haciéndole compañía a Harry. Al igual que el señor Lupin.-respondió sencillamente Dumbledore.- Te aseguro que el perro está extraordinariamente bien educado.-se meció hacia adelante y atrás con las manos cruzadas.-Esperaremos a que te acuestes, Harry.

El azabache sintió hacia su director una indecible gratitud por pedirles a los otros que no le hicieran preguntas. No era que no quisiera estar con ellos, pero la idea de explicarlo todo de nuevo, de revivirlo una vez más, era superiora sus fuerzas.

-Volveré en cuanto haya visto a Fudge, Harry.-dijo Dumbledore.- Me gustaría que mañana te quedaras aquí hasta que me haya dirigido al colegio. Y por sobre todo, quiero que te quedes con tu hermana cuando mencioné lo que pasó.-salió.

Mientras la señora Pomfrey lo llevaba a la misma cama donde estaba la pelirroja, Harry vislumbró al auténtico Moody acostado en una cama al final de la sala. Tenía el ojo mágico y la pata de palo sobre la mesita de noche.

-¿Qué tal está?-preguntó.

-Se pondrá bien.-aseguró la señora Pomfrey, dándole un pijama y rodeándolo de biombos.

Él se quitó la ropa, se puso el pijama, y se acostó junto a Tabatha. Ron, Hermione, Bill y la señora Weasley se sentaron a ambos lados de la cama, y el perro negro se colocó junto a la cabecera. Ron y Hermione lo miraban casi con cautela, como si los asustara.

-Estoy bien.-les dijo.- Sólo que muy cansado.

A la señora Weasley se le empañaron los ojos de lágrimas mientras le alisaba la colcha de la cama, sin que hiciera ninguna falta. La señora Pomfrey, que se había marchado aprisa al despacho, volvió con una copa y una botellita de poción de color púrpura.

-Tendrás que bebértela toda, Harry.-le indicó.- Es una poción para dormir sin soñar.

Harry tomó la copa y bebió unos sorbos. Enseguida le entró sueño: todo a su alrededor se volvió brumoso, las lámparas que había en la enfermería le hacían guiños amistosos a través de los biombos que rodeaban su cama, y sintió como si su cuerpo se hundiera más en la calidez del colchón de plumas.

Los Mellizos Potter |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora