Oración

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Miriam y Jocabed ya conocen esta historia, su familia siempre nos ha apoyando para superar nuestras perdidas, pero los demas... puedo escuchar sus sollozos.
- Rachel, de verdad lo siento - dijo Moisés.
- El puede ofrecerme una casa hecha de oro y plata... pero no puede devolverme a mi mamá - dije tratando de ser fuerte.
- Querida... - dijo Jocabed poniendo su mano en mi hombro - se que ese hombre te lastimó y yo entiendo tú enojo... pero no puedes echarle la culpa a los que no la tienen, no todos los egipcios son malos. La princesa Henutmire, por ejemplo, ella convenció al rey Seti para que quitará su decreto.
- El decreto... otro motivo - dije con la voz quebrada - Por culpa de ese estúpido decreto... mi hermano está muerto... yo... nunca lo pude conocer.
- Rachel... - dijo Moisés llamando mi atención - ¿estás lista para deshacerte de esos sentimientos que te aprisionan?
- Estoy lista - dije decidida.
Moisés posó su mano en mi cabeza y comenzó a orar. Al poco tiempo, sentí una opresión en mi pecho cada vez más dolorosa y eso causó que rompiera en llanto. Jocabed me tomó en sus brazos y me consolo, yo solo seguí llorando. Al cabo de unos minutos, me calme y volví a sentarme.
- ¿Cómo te sientes, querida? - preguntó Jocabed.
- Estoy bien... - dije con la voz casi-normal - gracias por su ayuda.
- Rachel, ¿te molestaría... mostrarme tus ojos? - dijo Moisés, yo me tense.
- ¡Ni soñando! - dije levantándome de golpe, dándole la espalda a todos - Las personas se aterran al verlos, ni siquiera mi familia lo resistió.
- El efecto de la ceguera no puede ser tan malo - dijo Hur, creo que así se llama.
- Es que... no estoy ciega - dije "mirandolos", se que están confundidos - La verdad es... más complicada.
Respire hondo, me subí la venda a la frente y abrí los ojos. Como lo supuse, había miedo en sus ojos y una pizca de sorpresa.
- El polvo que me lanzó cambió el color de mis ojos, por eso me los cubro. Veo perfectamente - dije para romper el incómodo silencio - Si la verdad sale a la luz... me asesinaran.
- ¿En serio llegarían a tal extremo? - preguntó la princesa Henutmire.
- Los ojos rojos simbolizan al demonio y nuestra gente suele prejuzgar sin conocer... es muy probable que eso pase - dijo Miriam, yo me puse la venda en su lugar.
- Espero que guarden el secreto, no quiero exponer a mi hermana a otra pérdida - dije yendo a la puerta - Gracias por ayudarme, buenas noches. Shalom.
- Shalom - contestaron casi todos.
Continuará...

La chica de los ojos vendados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora