Disimulada

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Me alivie en cuanto Leila me confirmo que Amenhotep estaba bien pero me preocupe cuando menciono a Yunet, esa víbora es capaz de todo. Lleve a la pareja y a su hijo a casa de mi hermana y seguí buscando personas. Cuando la plaga acabo, fui directo a casa de Eliseba.
- Shalom - dije al entrar, las chicas y Eleazar me respondieron de la misma forma - ¿Es verdad?¿El esta aquí?
- Así es - dijo Leila señalando el cuarto de Eleazar - Esta durmiendo, iré a despertarlo.
- Esta bien - dije; cuando Leila se fue, yo me desplome en la silla y suspire - Hoy fue un día de locura.
- ¿Lograron salvar a los egipcios? - pregunto Miriam, yo solté un suspiro pesado.
- Pudimos con varios... pero las muertes fueron inevitables - confesé recordando los cuerpos que ahora adornan las calles de la ciudad - Algunas casas se cayeron encima de sus dueños... un niño perdió a sus padres hoy y ahora vive con nosotros, al menos hasta que podamos contactar a sus tíos y primo que se fueron de Egipto por miedo a las plagas.
- Pobre - dijo Jocabed con un tono triste - ¿Que edad tiene?
- La misma que yo cuando perdí a mi madre - dije suspirando - Lo deje jugando con mis sobrinos, esta tan triste. Por otro lado, ayude a una mujer a tener a su primer hijo, es un niño saludable.
- Por lo menos algo bueno - dijo Leila saliendo del cuarto, Amenhotep salio detrás suyo - Por cierto, ¿puedes acompañarlo hasta las puertas de palacio? Yunet puede seguir rondando las calles.
- No te preocupes Leila, déjamelo a mi - dije con confianza, luego mire a Amenhotep - ¿Nos vamos?
- Claro - dijo Amenhotep, el sonrió e hizo una pequeña reverencia - Gracias por todo, fueron muy amables conmigo.
- No hay de que - dijo Eliseba plantando un beso en su frente - Cuídate y espero que logres entenderte con tus padres; ellos te aman, nunca lo dudes.
- ¿Me perdí de algo? - pregunte confundida.
- Luego te cuento, ahora ve - dijo Leila, yo la obedecí y me fui con mi príncipe.
Cuando llegamos a palacio, con los soberanos...
- ¡Amenhotep! - dijo la reina abrazando a su hijo pero el no correspondió - Hijo, ¿que pasa?
- Nada... - dijo Amenhotep indiferente, rompiendo el abrazo - solo que me parece raro que de repente te importe.
- ¿De que hablas? - pregunto la reina confundida.
Continuara...

La chica de los ojos vendados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora