Aceptación

813 56 2
                                    

- ¡Por el amor de Dios, no digas nada, te lo suplico! - dije poniéndome de rodillas, entonces me di cuenta de lo que dije en relación a Dios.
- ¿"Dios"? - repitió mi abuelo confundido - ¿Acaso tu... adoras al dios de los hebreos?
- Ya lo sabia - dijo mi tía, los dos la miramos sorprendidos - El día en que Rachel ingreso herida a palacio, por la noche, Leila te escucho orar a su dios por la vida de esa mujer.
- Si ya lo sabes, no tengo por que mentirte - dije poniéndome de pie - No solo le ore... el hablo conmigo.
- ¡¿En serio?! - dijo mi abuelo emocionado.
- El me pidió que le dijera a mi padre de entrenar a Rachel, puso las palabras en mi boca y listo - dije soltando un largo suspiro - Les confieso que estaba un poco asustado.
- Es natural - dijo mi tía comprensiva - En cuanto a Rachel no diremos nada, la chica me agrada y no quiero que le pase nada.
- ¿Me lo aseguran? - dije esperanzado.
- Rachel es una chica muy agradable, es como una hija para mi y apruebo su relación secreta contigo - dijo mi abuelo con una sonrisa que me reconforta.
- Estoy completamente de acuerdo; no es la chica mas femenina del mundo pero eso no significa que no tenga otros atributos positivos - dijo mi tía tomando mis manos - Pero te lo advierto, sera muy difícil convencer a tu padre de dejarte casar con ella.
- Dejare todo en manos de Dios; por el momento, mantendremos distancia para no levantar sospechas, sobre todo con esa... ya saben - mi sangre hierve de solo recordarla.
- Es verdad. Yunet estará al pendiente de ambos, ella detesta a Rachel y usara lo que encuentre para deshacerse de ella - dijo mi tía con temor.
Dicho eso, se fueron para dejarme pensar y, cuando cayo el sol, me dormí. En dos días, mi madre preparo la recepción como solo ella sabe.
- Anímate hijo, conocerás a tu prometida - dijo mi madre con entusiasmo.
- Perdona si no comparto tu entusiasmo - dije con sarcasmo mientras pensaba - Mi corazón pertenece a alguien mas y ella me ha dejado entrar al suyo.
Sonreí al recordar su poema, ella no suele expresar sus sentimientos pero hizo el intento. Guarde su poema en un lugar seguro, recuerdo como comienza.

"Oh, amor mio
Tu que haz llegado a devolverme la alegría
A reunir los pedazos de mi corazón
Que hasta entonces estaba roto.

Continuara...
En el siguiente, les escribo el resto.


La chica de los ojos vendados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora