Keik

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- Para mi amada, querrás decir - dijo Amenhotep dándome un beso fugaz - Tuve que hacerle jurar a Uri que no contaría para quien lo hizo pero no, el no sabe de lo nuestro.
- Eres el mejor novio secreto del mundo - dije dándole también un beso fugaz - Gracias.
- No hay de que, mi reina - dijo el con una sonrisa.
Nos quedamos hablando un rato y luego fui a casa de mi hermana, ella me comento que la señora Tais y sus hijos aun están muy tristes; jugué con mis sobrinos y Keik (el niño que adoptamos) y luego me lo lleve a casa, el ahora vive conmigo.
- Que descanses, Keik - dije arropándolo.
- ¿Me cantas una canción? - dijo Keik haciendo ojos de perrito - Te prometo que me duermo enseguida.
- De acuerdo - dije para luego comenzar.

Cuando abrí los ojos, Keik ya estaba dormido; como en casa de mi hermana no hay lugar, se queda conmigo, ademas de que cree que me falta algo de compañía. Dios me lo mando, estoy segura; el sabe cuanto me duele no haber conocido a mi hermano nunca. Y, como si lo hubiera convocado, el me habla.
- Rachel...
- Aquí estoy, señor - respondí de inmediato, mirando hacia arriba.
- Ve mañana a hablar con Apuki y adviertele sobre la plaga que le sigue a esta, dile que...
Cada palabra que el Señor pronunciaba hacia que mis piernas perdieran fuerza y que un torrente de lagrimas amenazara con brotar de mis ojos; cuando Dios termino de hablar, caí de rodillas al suelo.
- Esto no puede estar pasando... - me digo a mi misma - ¿por que?¿Por que ahora? Luche tanto para que quedara en el olvido... y ahora el pasado vuelve para lastimarme... no... no quiero... no quiero que se sepa, que me miren de esa manera... ¿que me van a decir? No... ¿que nos van a decir?
Al día siguiente, me levante, deje a Keik en casa de mi hermana y fui a la de Apuki. Toque la puerta y me abrió Jairo, yo entre.
- ¿Que haces tu aquí? - pregunto Apuki de manera brusca.
- Quiero hablar contigo... en privado - dije lanzando un suspiro pesado.
Apuki miro a Jairo y comprendió que queríamos privacidad, se fue a su cuarto sin mediar palabra. Yo me senté en una silla a la par suya.
- Creí que nunca pondrías un pie en esta casa nuevamente - el fue el primero en hablar, su voz expresa incredulidad.
Continuara...

La chica de los ojos vendados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora