¿Que?

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Claro, no quiere ir a donde hay luz pero si le hablo de su hija, enseguida se quiere largar. Tome la mano de ambos y los guié entre las sombras, es peligroso andar por las calles con una antorcha. Cuando llegamos, Ana no dudo ni un segundo en abrazarlos con fervor.
- ¡Papa, Jairo, que bueno que están bien! - dijo ella para romper el abrazo - Estaba tan preocupada.
- Como dijo Oseias, lograron llegar a su casa a salvo, solo tuve que decir tu nombre y enseguida me siguieron - dije, Apuki iba a decir algo pero me adelante - Y no, el no le hizo nada a tu hija, solo me mando a buscarlos.
- Mas le vale - dijo Apiki muy sobre-protector.
- Oye, Oseias es hebreo pero no es idiota, sabe lo que debe hacer y lo que no - aclare con las manos en las caderas, entonces me vino de golpe - Tengo una idea.
- ¡Oh no, no una de tus ideas! - se quejo Apuki - Siempre terminan mal.
- Menciona una - dije indignada.
- ¿Que te parece tu "entrada triunfal"? - dijo Apuki haciendo comillas con sus dedos - ¿O la vez que tomaste esa carreta y chocaste?
- ¡Oye, esa pared no estaba ahí! - dije señalándolo - Y en cuanto a mi entrada triunfal, tampoco termino tan mal.
- ¡Te estrellaste contra mi puerta y la rompiste!
- ¡Mi cabeza quedo de un lado de la puerta y mi cuerpo del otro, te reíste con tus amigos por horas!
- ¡Cuando te zafaste, nos golpeaste con mi propia puerta!
- ¡Mi padre y yo te hicimos otra, estaba mejor que ese pedazo de madera re-contra-vieja que llamabas puerta!
- ¿Que? - pregunto Ana confundida, ahora me doy cuenta de lo que dije - ¿Cuando paso eso?
- Eras muy pequeña, seguramente no recuerdas - dijo Apuki restando importancia al asunto.
- ¿Alguna otra gran idea que salio mal? - cuestiono Miriam.
- ¡Oh, cuando agarre a los gemelos haciendo sus necesidades! - dije entre risas - ¿Recuerdas?
- ¡Como olvidarlo! - dijo el riéndose conmigo - Encima los dos al mismo tiempo.
- No entiendo - dijo Ana sin entender.
- Pues... - ¿como carajo se lo digo? - estaban con la Manuela - dije tratando de aguantarme la risa, ella me mira con cara de "¿Quien carajo es ella?" - ¡Se masturbaban, Ana!
Ella puso cara de "¡¿WTF?!" - ¡¿Y los vieron?!
- Era difícil no verlos; los dos, debajo de sus sabanas con la mano en su... - dijo Apuki pero fue interrumpido por la mano de Jairo en su boca.
Continuara...

La chica de los ojos vendados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora