Don especial

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- ¿Que quieres que haga exactamente? - susurro, yo le pase un cuchillo.
- Como eres tan buen tallador, quiero que hagas juguetes - dije pero el seguía sin entender - Mi hermana trajo a sus amigos egipcios con sus hijos y yo no tengo muchos juguetes, quiero que los fabriques mientras que yo les tejo ropa por si se ensucian.
- Lo hubieras dicho antes - dijo Jairo tomando la manera para comenzar a tallar.
Nos levantamos muy temprano y los demás aún no se levantaron, que flojos que son pensé. Más de una vez estuve tentada a dibujar obscenidades en su rostro pero luego recuerdo que es el padre de mi mejor amigo y sigo con lo mío. Hice 3 vestidos, 3 conjuntos de varón y una ropita de bebé para el recién nacido mientras que Jairo tallo mas de 5 animales en madera.
- Buenos días - dijo Miriam saliendo del cuarto y nos miró raro - ¿Hace cuanto están despiertos?
- Ni idea - dije terminando el último cinturón - Por cierto, prepara esas manos, debo llevar más pan a palacio.
El resto no tardó mucho en levantarse, ¿qué fue lo primero que pregunto Apuki? Si yo le escribí algo en el rostro, todos respondieron que no y dejó de lado el asunto. Desayuné y fui a dejar el pan a palacio; de regreso fui a casa de Meketre y, esta vez, logre convencerlo de venir.
- Tengo hambre - dijo Hori con una mano en su estómago.
- Coman, no hay problema - dijo Abigail ofreciéndoles pan, ellos no tardaron en comer.
- Debo volver a casa de Moisés, quiero ver que Apuki no maté a nadie - dije para caminar hacia la puerta pero antes de irme, agregué - Lo traje a el y a Jairo porque Oseias me lo pidió y porque Ana estaba preocupada.
Casi todos contestaron "Ahhh~" y fui a ver a mi mejor amigo. Cuando entre, el estaba hablando con la familia de Moisés, la charla era muy agradable.
- ¿Entonces los dibujos en la puerta de tu casa fueron hechos por ti? - dijo Miriam impresionada.
- Como yo participe en esa "entrada triunfal", quise contribuir en algo y los hice, así descubrí que era bueno en cuanto a tallar madera - comentó con orgullo.
- Y también en esconder cosas... - dije mientras entraba (aún estaba en la puerta) - lo único que debes mejorar es en memorizar el lugar, siempre olvidas en donde las escondes.
- ¡Sólo fue una vez y era pan de miel! - dijo Jairo con el ceño fruncido.
Continuará...

La chica de los ojos vendados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora