Consuelo

656 51 2
                                    

Amenhotep caminaba delante de mi pero, desde la distancia, pude percibir que estaba llorando. Cuando entro, yo lo abrace por la espalda.
- Sabes que no lo dijo en serio, ¿verdad? - dije, el rompió el abrazo y se dio la vuelta para mirarme.
- Ya no soporto mas esto - dijo el con la voz entrecortada - A veces me gustaría... desaparecer de este mundo.
- No digas eso ni de broma - dije sujetando su rostro con delicadeza - No se que seria de mi sin ti.
- Ni siquiera puedo elegir con quien me puedo casar - dijo Amenhotep con dolor en su voz.
No aguante mas y lo bese, hace tiempo que no sentía sus labios sobre los míos. Amenhotep no tardo mucho en corresponder; al cabo de unos segundos, nos separamos por la falta de aire.
- Te amo - dije entre jadeos - Deja todo en manos de Dios, el arreglara todo para que tu y yo seamos felices.
- Amén - dijo Amenhotep, la puerta se abrió y nos separamos rápidamente.
- Tranquilos, soy yo - dijo Paser entrando, ambos nos relajamos - Solo vine a revisar las heridas de mi nieto.
- Es todo suyo - dije con una sonrisa en el rostro.
Es bueno que haya alguien mas que sepa de lo nuestro, de lo contrario, no sabría que hacer. Mientras Paser curaba sus heridas, no solté la mano de mi amado ni por un segundo y eso enterneció a Paser.
- El amor entre ustedes dos es tan lindo - dijo Paser suspirando - Verlos juntos me hace tan feliz.
- Si fuera por mi, ya estaríamos casados - dijo Amenhotep entrelazando su mano y la mía para luego besarla - Si tan solo pudiera convencer a mi padre.
- Con lo molesto que esta con mi gente, dudo que sea buen momento para sacar el tema - dije torciendo los labios - Sumando lo de Yunet, es un hervidero de emociones.
- Rachel tiene razón, es mejor esperar a que las cosas se calmen - dijo Paser dejando sus cosas en la mesita.
Charlamos un poco mas y me fui a casa de mi hermana a jugar con mis sobrinos y nuestro nuevo integrante, fue un día muy largo. Al día siguiente, fui a pasear con Oseias a la ciudad.
- Y es por eso que Apuki vera que soy un buen hombre para su hija - dijo Oseias convencido.
- El problema no es ese Oseias, el problema es que eres hebreo - le recalque - Pero no te preocupes, tu y Ana estarán juntos, ese es su destino.
Continuara...


La chica de los ojos vendados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora