Equivocado

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Al llegar a Egipto...
- Esa esclava creyó podernos engañar - dijo el general abriendo el saco, viendo lo equivocado que estaba y sacando la mordaza del que estaba dentro - ¡No puede ser!
- Debiste haberla escuchado cuando pudiste, ahora es muy tarde - dijo el chico que estaba en el saco: piel no muy marrón, cabello negros y ojos marrones.
- Eres un... - dijo el general amenazando con golpearlo pero Elena lo detuvo.
- ¡No te atrevas a ponerle un dedo encima! - dijo Elena mientras lo alejaba de Bankenmut y lo terminaba de desatar - ¿Estas bien?
- Si, gracias - dijo el chico - Soy Meushar (afortunado), por cierto.
- Elena, mucho gusto - respondió la mencionada con una sonrisa - ¿Y tu familia?
- Nací sin ella... me compraron y luego me usaron de señuelo... ni siquiera se si están vivos - dijo Meushar bajando la mirada.
- Lo lamento tanto - dijo Elena, luego intercambio miradas con su marido y devolvió la vista hacia Meushar - ¿Que te parece vivir en nuestra casa? Seré tu madre, el tu padre y tendrás un hermano.
- ¿Lo dice en serio? - dijo Meushar con esperanza, Elena asintió - ¡Muchas gracias!
- Ven conmigo, hay que cambiarte la ropa - dijo Elena llevándose a Meushar, notando que su marido seguía mirando la entrada - Amor, vamos a casa.
- Me quedare un rato, hay rumores de que hay un soldado que siguió a otra persona hasta un campamento, puede que se trate de lo mismo - dijo Aten, Elena se llevo a Meushar.
Mientras, con Rachel e Ikeni...
Llegaron al campamento y Rachel guió a Ikeni hasta la tienda donde estaba cautivo el príncipe. Una vez adentro, desataron a Amenhotep y planearon su escape.
- Ustedes salgan mientras que yo distraigo al ejercito - fue lo primero que dijo Rachel.
- Te mataran - dijo Ikeni.
- Lo se... - dijo Rachel a punto de salir de la tienda - si no sobrevivo, dile a mi hermana que la amo... y que todo lo mio es de ella ahora.
Rachel se escondió y lanzo una flecha a un soldado, haciendo que cayera muerto. Mientras que los demas trataban de encontrar al responsable, Ikeni saco al príncipe del campamento y lo coloco en la viga.
- Lo lamento, mi príncipe, pero no puedo dejarla - dijo Ikeni sacando su espada - Por favor, vuelva a Egipto y traiga refuerzos.
Amenhotep asintió y se fue alejando mientras que Ikeni mataba soldados que estaban solos y se escondía. Amenhotep se fue alejando pero volteo a ver como estaban y se detuvo.
Continuará...

La chica de los ojos vendados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora