Desahogo

644 41 2
                                    

En ese momento, el peso sobre mis hombros se volvió muy pesado y comencé a llorar; Eliseba me abrazo aun mas fuerte.
- Quiero morir... - confesé entre llanto - ya no soporto mas... ya no soy feliz en el lugar que siempre llame hogar... ya no reconozco a mis padres como padres... mi tía esta muerta... mi abuela es una asesina sin piedad... quiero abandonar este mundo de una vez.
- Llora... sacalo todo - dijo Eliseba acariciando mi espalda.
- Estoy cansado de callar... de guardarme mis opiniones... de todo - dije rompiendo el abrazo - Me iría de este reino si pudiera.
- ¿En serio serias capaz de renunciar a tu trono, a tus lujos y comodidades, a la abundancia de este reino e irte? - pregunto Miriam, yo la mire.
- Por supuesto. Prefiero arriesgarme y comenzar en otro lado que quedarme aquí y vivir el resto de mis días siendo infeliz - dijo decidido - Si puedo, me iré con ustedes.
- Dudo mucho que el rey permita eso - dijo Leila, yo la mire y ella frunció el ceño - No estará pensando en escapar, ¿o si?
- Mi tía lo hizo, ¿o no? - dije, Leila paso de estar confundida a asustada - Tranquila, encontrare la forma de huir sin perjudicar a tu pueblo.
- ¿Por que mejor no lo consulta con la almohada? Se ve cansado - me dijo Leila, yo asentí y la seguí al cuarto.
Me recosté, ella me tapo y le sonreí pero antes de quedarme dormido le dije - Gracias por todo... ahora se porque mi tía te eligió como su dama.
POV Narradora
- ¿Tu que crees, Leila? - dijo Eliseba, Leila se sentó.
- Su idea es muy arriesgada pero lo entiendo, fue por lo mismo que yo abandone palacio... - dijo Leila suspirando - solo que el no tendrá la misma suerte.
- Concuerdo - dijo Miriam - El Señor fue muy claro con mi hermano cuando le dijo que, si el rey no nos dejaba ir, su hijo moriría; es la voluntad de Dios, no se puede hacer nada.
- Es una pena - dijo Jocabed - El joven parece ser buena persona, diferente al padre; yo creo que merece una oportunidad.
- Yo también - dijo Eliseba, la puerta se abrió y entraron... - Eleazar, Ines.
- Shalom, mama - dijo Eleazar dándole un beso en la frente a la mencionada - Fineas esta cansado, Ines y yo lo recostaremos.
- ¡Hijo, sobre eso...! - dijo Eliseba tratando de pararlos pero fue demasiado tarde, los dos vieron a Amenhotep acostado en la cama.
Continuara...

La chica de los ojos vendados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora