La chica de los ojos vendados

Regalo

Cuando llegamos, colocaron el cuerpo de Judith en el hoyo y lo cubrieron con tierra. Todas las personas que la querían (incluyendo a la señora Tais y sus hijos) colocaron una piedra encima de su tumba.
-Judith... - empece mi discurso de despedida - tu siempre fuiste tan amable, amorosa y solidaria... hiciste tanto por mi y mi hermana cuando perdimos a nuestra madre, mas por mi jeje... nunca olvidare tus palabras de apoyo y... ya sabes que es lo otro... - dije con un nudo en la garganta, se que los demás están confundidos pero no importa - quiero que sepas que voy a cumplir tu ultima voluntad... protegeré a tus hijos, cueste lo que me cueste *snif*... que en paz descanses, amiga... nos vemos en el otro lado.
Uno a uno, todos se fueron retirando y, al final, solo quede yo. Me quede ahí, parada, mirando la tumba de Judith por unos minutos y luego fui a palacio. Me senté en el jardín y Amenhotep se sentó a mi lado.
- No creas que no note que estas triste - dice el, yo esbozo una sonrisa triste que rápidamente se transforma en una linea recta - ¿Que paso?
- Una amiga de mi familia fue asesinada... acabo de volver de su entierro - dije tratando de no llorar.
- Lo lamento mucho, Rachel - dijo Amenhotep abrazándome.
- Yo trate de salvarla... de verdad trate - dije sollozando, Amenhotep rompió el abrazo y me tomo de la barbilla.
- Lo se - dijo el con una voz dulce - Eres la persona mas valiente y loca que conozco, se de lo que eres capaz.
- ¿Loca?¿Yo? - dije señalándome a mi misma, solté una pequeña risa - Que cumplido mas raro.
- No soy bueno para esas cosas... - dijo Amenhotep tomando mi mano y haciendo que me levante - pero si te sirve de consuelo, te tengo un regalo.
- ¡¿Un regalo?! - dije emocionada - ¡¿Que es?!
- No te lo diré, es una sorpresa. Normalmente te vendaría los ojos pero... ya que - dijo Amenhotep soltando mi mano y haciéndome una señal de "Sígueme"
La verdad es que esa frase me dio gracia, en mi caso es cierta; llegamos al taller de Uri y el le entrego una caja rectangular. Nos despedimos y fuimos a su cuarto.
- Le pedí a Uri que hiciera esto para ti - dijo el entregándome la caja, la abrí y en el había...
- Un collar... - dije sollozando pero, esta vez, de felicidad - para mi.
Continuara...