Harry Potter en King's Cross

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Era el primer año de Harry en Hogwarts y Alisa lo sabía, había escuchado a su tío decirlo y aun así ella ya lo sabía, todo el mundo lo sabía incluida ella claro está. Ese día exactamente se le iba a hacer muy difícil escaparse de casa pensó, porque Remus la tendría bien vigilada y eso también lo sabía ese día Al podía llenar unas cuantas hojas de pergamino con cosas que sabía.

-Voy a dar un paseo.

Alis no espero la respuesta de su tío, pero cuando este no le contesto nada incluso después de que ya estaba por salir de la casa con la mochila bien ajustada a su espalda un escozor en la barriga la hizo regresar a buscarlo maldiciéndose a sí misma, ¡Por Merlín!, ¿por qué no estoy ya de camino a la estación de trenes de King's Cross? Se reñía molesta.

-Voy a salir a dar un paseo – volvió a repetir desde el pasillo que separaba la sala de la cocina y que daba al estudio – ¿tío Remus? – el estómago se le encogió significativamente hasta que en la nevera se encontró con un trozo de pergamino "Regreso a las 8 para cenar"

¡Genial! Se metió el trozo de pergamino en el bolsillo de su suéter y se fue canturreando el himno de Hogwarts.

King's Cross siempre era un desastre los muggles eran distraídos y estaban tan ocupados que nunca se daban cuenta de lo que los rodeaba y a Alis no le gustaba que se chocaran con ella solo por tener la nariz enterrada en sus aburridos periódicos, pero ella quería verlo, quería conocer a Harry Potter sin importarle que pudiera encontrarse con algún conocido que después la echara de cabeza con su tío.

Al principio pensó que quizá le costaría reconocerlo, pero era tan parecido a su padre en las fotos que no lo hubiera confundido ni aunque llevara la ropa más holgada y hecha jirones que como la llevaba en esos momentos, ella sabía lo de su cumpleaños y había pensado en darle algo, ¿pero cómo iba a explicarle quién era?, daba igual, Harry solo era un año más grande que ella o poco menos y si no hubiera sido porque Remus se había negado ella también estaría ahora mismo apunto de abordar en el expreso Hogwarts el profesor Dumbledore se lo había ofrecido ¿y qué más daba si cumpliría 11 años en pocos meses?

-Eres la perfecta mezcla entre tus padres – Alis conocía esa voz, ya la había oído una vez, pero él nunca la había visto.

-Profesor Snape.

-Lupin no sabe ni cuidar bien de una niña – su tío le había dicho que el profesor Snape siempre tenía aspecto de estar oliendo un Bundimun, pero que era inofensivo fuera del colegio.

-El tío Remus no sabe que estoy aquí por favor no vaya a decirle que me vio, se supone que no debería estar aquí, pero él no me dejó asistir este año a Hogwarts y quería echar un vistazo... – Alis tomó aire, había hablado tan rápido que no se había dado cuenta de que el profesor Snape la miraba como si estuviera chiflada y probablemente lo estuviera esa era otra cosa que podía agregar al pergamino de lo que sabía – perdón cuando estoy nerviosa suelo hablar muy rápido.

-Como tú madre.

-No la conocí muy bien – la expresión de Snape cambió ligeramente dándole un aire impasible – pero tengo un vago recuerdo de algo que dijo sobre usted.

-¿Y qué era? – Alis se puso más pálida que de costumbre y el rubor que adoptaba cuando hiperverbalizaba se fue, ¿cómo iba a decirle a ese hombre que tenía aspecto de estar oliendo un Bundimun que su madre sugería que sacara la cabeza de su trasero?

-Tiene que prometer que no me torturara el curso siguiente – Alis sé regañó a sí misma por ser tan desinhibida y desvergonzada – porque no son mis palabras y sería injusto – pensó que el profesor la tomaría por una chiflada aún mayor, pero solo asintió y ella pudo ver esa sombra de sonrisa que su tío también solía adoptar cuando algo le estaba haciendo gracia, pero era demasiado amargado para admitirlo. Así pues ese pequeño gesto le dio coraje para seguir.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora