La Fortuna

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El día anterior al partido, el viento se convirtió en un huracán y la lluvia cayó con más fuerza que nunca. Estaba tan oscuro dentro de los corredores y las aulas que se encendieron más antorchas y faroles. El equipo de Slytherin se daba aires, especialmente Malfoy.

-¡Ah, si mi brazo estuviera mejor! – suspiraba mientras el viento golpeaba las ventanas, Alisa tenía unas ganas tremendas de reventarle la escoba en la cabeza por farsante o de decirle algo muy grosero, pero se había auto impuesto el voto de silencio contra Draco, la ley del hielo, lo ignoraría y fingiría que no existía hasta que él se disculpara por tratar de usarla.

Una cosa positiva de eso es que Draco canalizaba su enfado, ósea que había vuelto a la normalidad con todos los demás, sus amigas estaban convencidas de que la culpa de su locura repentina si había sido culpa de Draco porque ahora fingía ni escuchar su nombre, también aprendió a solo ignorar el tema de Sirius que seguía sin tocarse mucho en su presencia muy a su fortuna.

Esa tarde Remus le había dejado una nota en su despacho para despreocuparla por su ausencia, estaría reposando lejos del castillo su condición.

Parvati Patil había comenzado a contarle que la profesora Trelawney le había profetizado un amor que duraría muy poco entre ese año y el siguiente, pero Alisa no se podía creer que eso le pudiera pasar a ella.

-Dijo que tendría un final trágico – le dijo con pena Parvati – ¿a qué si Lavender?

-Sí, uno muy trágico, lo positivo es que no se trataba de tu alma gemela.

-Sí – convocando Parvati – dijo que solo sería un amor de esos que se viven en la adolescencia, pero con un final muy trágico, te lo contaremos todo esta misma noche, te distraerá del partido.

-Estoy ansiosa – les sonrió con gentileza y sus amigas se dieron cuenta de que definitivamente ya había dejado atrás su faceta furibunda.

-¿Es esa la sonrisa de mi mejor amiga? – la recibió alegre Daevid.

-Lamento haber estado tan susceptible estos últimos días y de haberme portado como una cretina contigo.

-Y con medio mundo, creo que Neville comenzaba a tenerte miedo, poco más y el profesor Snape hubiera dejado de ser su boggart.

-Exagerado – se rió con ganas – hablando de Snape, él nos dará la clase de hoy.

-¡¿Qué?! – Dae casi se va para atrás en la silla cuando vio entrar al profesor Snape en vez de a Lupin.

Todos se quedaron en shock solo de verlo, Defensa Contra las Artes Oscuras era la clase que más esperaban los alumnos y ver al profesor que más odiaban en vez de al que se había convertido en su favorito no le hacía gracia nadie.

Esa clase pintaba mal, justo cuando el profesor Snape estaba en medio de la explicación de porqué Remus no podía darles la clase Harry entro con la respiración entrecortada interrumpiéndolo.

-Lamento llegar tarde, profesor Lupin, yo...

-La clase a comenzado hace diez minutos, Potter. Así que creo que descontare a Gryffindor diez puntos. Siéntate.

Todo hubiera ido bien si Harry se hubiera sentado, si todos hubieran cerrado la boca, pero Harry se quedó parado en donde estaban y eso no empeoraba la situación.

-¿Qué le ocurre?

-Nada que ponga en peligro su vida – dijo el profesor Snape en un tono que no le agrado nada a Alisa –. Cinco puntos menos para Gryffindor y si te tengo que volver a decir que te sientes serán cincuenta.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora