Polisones

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El avión era más aterrador si iba sola, no podía agarrarle la mano a su compañero y con la cara que él tenía tampoco le hubiera ido mal.

-Odio los aviones – le dijo el muchacho.

-Ya somos dos, prefiero las escobas o las apariciones en todo caso.

El muchacho se rió y Alis reparo en que era un muggle.

-Una escoba voladora suena como mejor opción.

-Un mal chiste – se disculpó ella.

-De hecho fue bueno – le tendió la mano –. ¿Qué escoba te gusta más?

-Pues una Saeta de Fuego sería la mejor opción, pero yo me conformo con mi Nimbus 2001.

-Ya lo sospechaba – le sonrió –. Yo prefiero los autos en su defecto los barcos.

-¿Irlandés? – le pregunto Alis.

-¿Británica?

-En parte, soy mitad rusa también.

-Tienes el asentó de Londres.

-Y tú el de los irlandeses.

-¿Qué te lleva a viajar tan temprano?

-Emergencia familiar, estaba de vacaciones.

-Ya tenemos algo en común ¿Te gusto Bucarest?

-Estuve en una granja en las montañas del norte, no conocí Bucarest.

-Otra cosa en común, yo estuve en un internado de medicina.

-¿Estudias medicina?

-Cambridge en septiembre ¿y tú?

-Aun me quedan tres años de colegio.

-¿Quinceañera?

-Así es, tú debes tener unos dieciocho.

-Diecisiete en una semana, voy adelantado.

-Algo más que tenemos en común.

-¿Qué quieres estudiar?

-Estoy entre atrapar a los malos, defender los derechos de los indefensos o pianista.

-Tú sí que eres multitalentos.

-No me jacto.

-Y modesta, eso no se ve muy seguido en las chicas de cabello rosado.

-Creo que mi padre esperaba que se me callera hace semanas.

-Y además eres una rebelde, en donde te metiste cuando estaba interesado en las relaciones.

-¿Mala ruptura?

-¿Algo más en común?

-Algo así, Cedric no tuvo la oportunidad de darse cuenta que estaba loca, se podría decir que tuvo un accidente.

-Lo lamento.

-Lo mismo digo, pensabas que era el amor de tu vida ¿verdad?

-¿Soy tan predecible?

-Deberías guardar eso – le dijo señalando su mano en la que portaba un pequeño anillo –. Te vas a cortar la mano.

-Debí tirarlo en una coladera, ten – se lo puso en la mano –. Te regalo una buena anécdota.

-La vez que un desconocido me propuso matrimonio en un vuelo de Bucarest a Londres.

-Y yo contaré la otra parte, la vez que me le declare a una chica de pelo rosa tras media hora de conocerla.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora