La Primera Clase de Adivinación

1.9K 161 8
                                    


-Buenos días chicas – las saludo Daevid que iba acompañado de Dean Thomas.

-Buenos días – le contestaron las dos a la vez que tomaban asiento frente a ellos.

-Eso no se ve bien – Ginny señalo con la cabeza al grupo que comenzaba a formarse en torno a Malfoy, este parecía contarles un historia muy divertida.

-Escapista – la acuso Fred – tendremos que montar guardia en la sala común toda la noche.

-Quiero ver eso – se burló Ginny – no la molesten, paso una mala noche.

Harry, Ron y Hermione aparecieron poco después y cuando pasaron cerca de la mesa de Slytherin Draco hizo una parodia de desmayo.

-Venga Harry ignóralo – lo jalo Alisa para que dejara de ponerle atención a Draco una vez estuvieron a la altura de su lugar.

-¡Eh, Potter! – grito Pansy Parkinson, una chica de Slytherin con cara de perro – ¡Potter! ¡Que vienen los dementores, Potter! Uuuuuuuh.

-Busca un hueso Parkinson – le contesto Alisa molesta y la chica se puso roja de coraje mientras sus compañeros se reían.

Harry se dejó caer junto George que había tomado lugar junto a Alisa en la mesa.

-Los nuevos horarios de tercero – anuncio George pasándolos – ¿Qué te ocurre, Harry?

-Malfoy – contesto Ron sentándose frente a ellos junto a Fred.

-Es imbécil – dijo George con sorna tras mirar a Draco – no estaba tan gallito ayer cuando los dementores entraron en la cabina que estábamos ¿verdad Fred?

-Se escondió tras Alis y casi se moja los pantalones cuando el dementor entro – dijo Fred dedicándole la misma mira de desprecio a Malfoy que su hermano.

-Yo tampoco estaba muy contento – reconoció George – son horribles esos dementores, parecía que iban a atacarnos y Alis fue la única que supo que hacer, saco su varita y...– hizo un ademan con la mano.

-Se le hiela a uno la sangre, ¿verdad? – añadió Fred – Alis lo ahuyento.

-Pero no se desmayaron ¿a qué no?

-No le des tantas vueltas, Harry – dijo George –. Mi padre tuvo que ir una vez a Azkaban ¿verdad, Ron?, y dijo que era el lugar más horrible en el que había estado. Regreso débil y tembloroso... Los dementores absorben la alegría del lugar en que están. La mayoría de los presos se vuelven locos ahí – de pronto Alis sintió arcadas y todo le dio vueltas.

-Necesito aire – tomo sus cosas y el horario antes de ponerse en pie he irse con la cabeza gacha.

-Idiota – escucho decir a Fred – Alis, Alis – la llamaron varias veces pero ella solo apretó el paso.

Decidió que lo mejor era irse de una vez al aula de adivinación, estaba en el último piso de la torre norte y quería estar sola después de lo que escucho. El camino fue largo y la dejo casi exhausta, la entrada a la torre era de lo más curiosa. Un soldado en armadura dentro de un cuadro la había guiado hasta una estrecha escalera de caracol que subió casi sin aliento hasta llegar a un relleno sin puerta en donde el techo sobresalía la argolla de una trampilla que se abrió y dejo caer unas escaleras plateadas en cuanto Alisa suspiro.

-Mira que bien – resoplo – más escaleras – subió con un gran pesar y se encontró con un aula que en realidad era como un viejo salón de té montado curiosamente en un ático. Las pequeñas mesas redondas estaban todas rodeadas de sillas cubiertas de telas de colores y cojines redondos. Todo estaba iluminado por una tenue luz roja. Había cortinas en todas las ventas y las numerosas lámparas estaban cubiertas por pañoletas rojas. Hacía un calor agobiante, y el fuego que ardía en la chimenea, bajo una repisa abarrotada de cosas, calentaba una tetera grande de cobre y emanaba una especie de perfume denso. Las estanterías de las paredes circulares estaban llenas de plumas polvorientas, cabos de velas, muchas barajas viejas, infinitas bolas de cristal y una gran cantidad de tazas de té.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora