La Última Batalla

958 86 19
                                    


Alis se quedó mirando por la ventana por unos minutos, algo no iba bien, ¿en dónde estaba Harry? Su peor temor cobró más lucidez cuando vio a Draco entrar por el Gran Comedor con paso pesado y algo parecido a la pena en su rostro entremezclado con la angustia.

Draco se acercó a ella y Alis lo supo.

-No pude detenerlo – Alis se puso de pie en un brinco y lo miro aturdida.

-¿Cómo es que...?

-Llevaba la capa invisible, le perdí el rastro cuando entro en el Bosque Prohibido.

-Debemos ir a buscarlo – Alis se esforzó por encerrar su pena en un rincón, no habían llegado muy lejos, no iba a perderlo ahora, no iba a dejar que Harry muriera después de todo.

-Alis – Draco la sostuvo –. No los encontraremos a tiempo, lo que debemos hacer es prepararnos, volverán, se reanudara la batalla.

-Draco si no hacemos algo lo matara, Harry se va a sacrificar.

-¿Y realmente crees que podemos evitarlo?

-Haz lo que quieras, pero yo iré a buscarlo.

-Entonces si nos matan – suspiro Draco –. Nos mataran a ambos – tomándola de la mano la siguió al Bosque Prohibido, pero se aseguró de guiarla en dirección contraria. Potter le había salvado la vida y la mejor forma de pagárselo era cuidando de Alis –. Tengo que regresártela – Draco se quitó la pulsera dorada de la muñeca y se la puso a Alis sin que ella pudiera protestar –. Me ha salvado de varias, pero si vamos a ir en busca de...

-Voldemort – concluyó Alis.

-Sí de él, quiero que la lleves puesta, después de todo tú eres quien tiene que cuidar de ¿Teddy?

-Remus y Tonks eran quienes debían cuidar de Teddy.

-Pero ahora eres tu quien debe hacerlo, así como Remus cuido de ti cuando perdiste a tu madre.

-Yo no sé...

-Aprenderás.

-No quiero pensar en eso por ahora, aun no me hago a la idea de...

Pero sus palabras fueron interrumpidas por el ruido de cascos.

-No deben estar aquí.

Alis miro entre los árboles y distinguió una figura, se trataba de un centauro que Alis reconoció como Magorian.

-Ustedes tampoco malditos cobardes – les grito –. Ahora apártense del medio.

Los centauros no reaccionaron en su contra y tampoco se apartaron, le cerraban el paso.

-¡A un lado! – grito Alis furiosa, pero en ese momento un estruendo vino de lo más profundo del bosque, algo similar a un temblor y los pájaros salieron volando en dirección contraria de donde venía el estruendo.

-Gigantes – atino a decir Draco ya que el temblor cada vez era más fuerte, como si se acercara –. Deben ser los gigantes de él, Alis debemos irnos, Alis – pero ella no se movió sino que ambos quedaron fuera de la vista, encerrados en un corro entre los centauros, protegidos. Pasaron minutos que parecieron horas cuando por fin los causantes del estruendo de los gritos y vítores se dejaron entrever, Draco abrazó a Alis y la protegió con su cuerpo, pero no era necesario, los centauros los ocultaban de la vista.

-¡BANE! – El bramido inesperado de Hagrid casi los hizo saltar del susto –. ¿Estás contento ahora, eh? ¿No han a luchar, verdad, panda de mulas cobardes? ¿Se alegran de la m-m-muerte de Harry Potter?

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora