La Aprendiz de Moody

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Alis se apresuró a sacar al pequeño Ced y a la miniatura del Hocicorto pues parecían bastante molestos de estar metidos en la misma jaula que Strix quien los miraba enfadado.

-Vengan aquí – Ced le lamió la cara con su larga lengua rosada y el pequeño Dragón a quien debía buscarle un nombre voló hasta su cabeza.

-Vas a tener que hacerme un favor – le dijo sujetándolo con la mano libre – ¿Aguantarías un sobre? Con este tamaño seguro que no ¡Engorgio! – el dragón creció al tamaño de un chihuahua pequeño –. Así está mejor – Alis puso la valija sobre la cama y comenzó a sacar cosas, hasta encontrar lo que necesitaba, recargándose sobre la mesita de apoyo comenzó a escribirle a Harry.

Querido Harry:

El año pasado te prometí que iríamos de campamento y me hubiera encantado cumplirlo, sin embargo las cosas no son nada fáciles en este momento, pasaré las vacaciones en Rumania con Charlie, Dumbledore cree que es una forma de mantenerme lejos de las intrigas, ya sabes por el asunto ese. No tengo permitido mandarte lechuzas porque temen que alguien pueda interceptarlas. ¿Pero cuando nos ha detenido algo tan simple de solucionar? No sé más que tú en asuntos oficiales, pero te prometo que estaré al pendiente y te informare lo mejor posible. Que este sea nuestro secreto o me meteré en problemas muy graves.

Alis.

-Llévale esta carta a Harry y no te detengas ante nada, que no te vean y vuelve en cuanto puedas – Alis le ató la carta a la pata del dragón y abrió la ventana para que saliera volando, era claramente mucho más rápido que una lechuza y cualquiera lo confundiría con un pájaro. Strix la miraba indignado desde la jaula –. No te enojes conmigo, también tengo un trabajo para ti, pero ahora te necesito aquí – metió las manos para sacarlo de la jaula y Strix la picó –. Oye, no puedes ser tan celoso, estira las alas, debes estar cansado de estar encerrado.

-¿Se puede? – tocaron a la puerta.

-Adelante – era Lev –. Ya vamos a comer.

-Gracias bajare en un momento – le sonrió.

-Oye lamento lo de hace un rato.

-No es tu culpa, Feddei debió decirles que mi madre había muerta.

-En cualquier caso lo lamento, ¿esa es una Nimbus 2001?

-Lo es, un viejo conocido de mi tío se la regaló antes de que saliera al mercado y como yo quería una escoba nueva me la dio.

-¿Tu tío?

-Mi padrino – sonrió –. Ha sido como un padre para mí desde hace muchos años, es un gran amigo de mi padre y fue el mejor amigo de mi madre.

-Escuche lo que dijo Andrey, lo lamento, es un poco duro con las personas nuevas, no conocemos gente nueva muy a menudo.

-No pasa nada, mi padre es inocente.

-Debe serlo sino no estaría libre – Alis apartó la mirada.

-Sí, voy a terminar de guardar mis cosas, bajo en un minuto.

-Claro, te dejo.

Alis guardó su ropa y apiló los libros sobre la cómoda dejando sobre su mesita de noche los dos únicos marcos que llevaba con ella, el de Sirius y Regulus, y el del baile de año nuevo con Cedric, ella y Ginny. El resto de sus fotos y cartas las guardo en la mesita de noche. Dejando la maleta en el armario bajo corriendo por las escaleras.

La gran mesa del comedor estaba puesta y ya todos menos Andrey estaban en el comedor. Sirius le sonrió al verla y le señaló su hombro en donde Ced seguía aferrado.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora