Los Juicios

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El resto de la clase ni Alis ni Ron pudieron prestar atención alguna y cuando termino fueron los primeros en salir pitando del aula.

-¿Crees que este en la enfermería?

-Lo dudo – le contesto Alis –. Creo que hizo lo que Sirius le aconsejo.

-¿Iría a ver a Dumbledore?

-Probablemente, busquemos a Hermione, seguramente se pondrá como loca sino le contamos.

-Vamos – esperaron a que Hermione se les uniera en la entrada del Gran Comedor.

-¿En dónde está Harry? – pregunto.

Le contaron sobre lo ocurrido en la clase y ella pareció completamente preocupada.

-Solo podemos esperar a que vuelva, seguramente estará con Dumbledore ahora.

-No sirve de nada quedarnos aquí – dijo Ron –. Deberíamos ir a comer.

-La verdad no tengo mucha hambre, pero tienes razón es mejor que quedarnos esperándolo en el pasillo – Hermione no parecía muy convencida, pero al final los siguió.

Harry no apareció durante la hora de la comida sino hasta después de la siguiente clase, se veía mejor que en el aula pero tuvieron que esperar hasta el final de las clases para que les contara lo ocurrido.

-¿Y bien? – le preguntaron con impaciencia.

-Fui a ver al profesor Dumbledore.

-¿Qué fue lo que viste Harry? – le pregunto Alis.

-Estaba montado en un búho y entró por la ventana de una habitación hasta posarse en el respaldo de un sillón, a Voldemort le llegó una carta. Dijo algo como que el error garrafal de Colagusano había quedado reparado. Dijo que había muerto alguien. Y luego dijo que Colagusano no tendría que servir de alimento a la serpiente (había una serpiente al lado del sillón). Dijo... dijo que, en vez de a él, la serpiente podría comerme a mí. Luego utilizó contra Colagusano la maldición cruciatus... y la cicatriz empezó a dolerme. Me desperté porque el dolor era muy fuerte.

-Lo notamos – le dijo Alis –. ¿Qué fue lo que pasó en la oficina de Dumbledore? ¿Qué te dijo?

-Bueno en realidad no estaba solo, cuando subí estaba con el profesor Moody y con Fudge.

-¿Con el primer ministro? – preguntó Ron sorprendido.

-Estaban hablado sobre la desaparición del señor Crouch y la de Bertha, el primer ministro no parecía querer creer que pudiera estar muerta.

-Supongo que se niega a aceptar los hechos.

-¿Entonces no hablaste con Dumbledore? – le pregunto Ron.

-Me pidió que lo esperara mientras iban a registrar los terrenos en donde desapareció el señor Crouch, creo que prefiere creer que atacó a Krum el mismo o que Maxime se lo comió que admitir que algo anda mal.

-¿Maxime?

-Yo le dije que no la había visto por los alrededores, pero parece que no les tienen buena fe a los semi-gigantes.

-Es lógico, con todos esos prejuicios – suspiro Alis –. ¿Y entonces?

-Me quede solo en su oficina y bueno había un... vi un brillo plateado salir de un armario.

-Debió tratarse del pensadero.

-Sí, eso era – asintió Harry –. Metí la cabeza y por accidente terminé metiéndome en los recuerdos de Dumbledore.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora