Conversaciones

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Trato de poner toda su atención en el tema de los animagos, le fascinaba como algunos tenían la capacidad de convertirse en algún animal a su antojo. Y cuando la profesora McGonagall se transformó en un gato atigrado se quedó con los ojos muy abiertos, sin embargo era la única con la cabeza en la clase.

-¿Qué les pasa hoy?, – preguntó la profesora McGonagall recuperando su forma con un pequeño estallido mirándolos –. No es que tenga importancia, pero es la primera vez que mi transformación no consigue arrancar un aplauso de la clase.

Todos se volvieron hacia Harry pero nadie dijo nada. Hermione levantó la mano.

-Por favor, profesora. Acabamos de salir de nuestra primera clase de Adivinación y... hemos estado leyendo las hojas de té y...

-¡Ah, claro! –exclamó la profesora McGonagall frunciendo el entrecejo –. No tiene que decir nada más, señorita Granger. Díganme ¿Quién de ustedes va a morir este año?

-Yo – respondió Harry por fin.

-Ya veo – dijo la profesora McGonagall –. Pues tendrías que saber, Potter, que Sybill Trelawney, desde que llegó a este colegio, predice la muerte de un alumno cada año. Ninguno ha muerto todavía. Ver augurios de muerte es su forma favorita de dar la bienvenida a una nueva promoción de alumnos. Si no fuera porque nunca hablo mal de mis colegas... La adivinación es una de las ramas más imprecisas de la magia. No les ocultaré que la adivinación me hace perder la paciencia. Los verdaderos videntes son muy escasos – miro a Alisa con complicidad y ella se sorprendió ante esto –, y la profesora Trelawney... Me parece que tienes una salud estupenda, Potter, así que me disculparás que no te perdone hoy los deberes de mañana. Te aseguro que si te mueres no necesitarás entregarlos.

-Señorita Frost – Alisa se detuvo ante la llamada de la profesora McGonagall.

-¿Sí?

-No la retrasare mucho, el profesor Dumbledore quería hablar hoy con usted, me temo que no es el único preocupado por usted este año.

-No se me va a acabar el mundo, pero tampoco me siento muy animada estos días.

-Entiendo que es una situación complicada, con todos hablando y...

-Lo único que me gustaría es que todos dejaran de hablar de ello, el señor Weasley incluso ha pedido a Fred y George que me vigilen, como si fuera a escaparme a mitad de la noche para buscar a mi padre.

-Debe ser difícil, aunque no creo que los gemelos Weasley sean los mejores para el trabajo.

-Ya los viera... se pasean a mi lado en cuanto tienen oportunidad como si fueran mis guarda espaldas, normalmente no me niego a reírles sus gracias, pero no creo que estén tomando la situación de la mejor forma... es agobiante tener un recordatorio de que en cualquier momento alguien se dará cuenta de mi parecido con el de mi padre y ataran cabos.

-Eso no es muy probable.

-No sé qué esperan que diga profesora ¿Que espero que este infierno acabe pronto? ¿Y cómo sería eso? ¿Cómo sería exactamente que esto terminara? A lo mejor que puedo aspirar es a que la noticia pase y a todos se les olvide.

-No tengo una verdadera respuesta para ayudarla señorita Frost, pero si cree que necesita hablar con alguien o necesita algún tipo de ayuda... sabe en dónde encontrarme.

-Gracias profesora, pero ni yo sé cómo debo tomarme las cosas ahora mismo, me gustaría comer algo, la verdad no me siento en forma y necesito un respiro.

-Claro – estaba claro que la profesora no sabía que decir, por lo que también debió aliviarse cuando Alis se fue hacia el Gran Comedor, quería ver a su tío, nunca en su vida había sentido que en cualquier momento sus ojos se podían cristalizar, ese año no iba a ser el suyo a el paso que iban.

Para su desgracia las últimas dos personas a las que quería ver se posaron a cada uno de sus lados mientras caminaba adoptando una postura militar.

-No estoy de humor chicos, no necesito más anécdotas de Azkaban por hoy.

-Lamento eso – se disculpó George claramente afectado –. Tendré más cuidado con lo que digo de aquí en adelante.

-Ya no tiene importancia, pero en realidad no me siento con ganas de jugar a esto – Alis hizo un ademán con las manos para señalarlos.

-Bien entonces solo caminaremos juntos hasta el Gran Comedor y evitaremos los comentarios desagradables.

-Y nada de marchar.

-Le quitas toda la diversión.

-Apiádense de mí – suspiró cansada –. No está siendo el mejor primer día de clases.

La cosa con los gemelos Weasley es que era imposible no reírles las gracias si tenías almenas un poco de sentido del humor, Alisa se mordía la lengua y las mejillas a cada rato para evitar soltar una risotada porque Fred había descubierto una nueva utilidad para los cubiertos, las zanahorias del estofado y el cabello de Pansy Parkinson, la chica estaba tan atenta a lo que decía Draco que no notaba los proyectiles que se le enredaban en el cabello. De pronto sin previo aviso un ruido seco azotó la mesa y algunos restos de estofado los salpicaron, Hermione había azotado su libro contra la mesa y parecía muy molesta.

-¿Qué le sucede?

-Está molesta porque la profesora Trelawney prácticamente le dijo que no servía para la adivinación.

-Que clase más interesante – Fred se levantó de mesa de un salto y dijo –: maldición olvidé mis libros, acompaña a Alis, George, tengo que correr, te veo en clase.

-Claro... – George apenas alcanzó a decir esto cuando perdieron de vista a su gemelo.

-No tienes que acompañarme a mi clase, es fuera del castillo y te retrasara.

-¿Qué clase te toca?

-Cuidado de Criaturas Mágicas con Hagrid.

-Insisto en acompañarte – fueron de los últimos de la clase de Alis en salir del Gran Comedor, pero como al parecer no tenían mucha prisa George caminaba muy lento.

-Parecías decepcionado cuando Fred menciono lo de Malfoy – Alisa no supo porque saco el tema, en realidad ni siquiera entendía de dónde le salieron las palabras.

-Yo... no me parece que Malfoy sea una buena compañía.

-Oh... ya veo – tampoco supo porque se sintió decepcionada ante las palabras de George, porque en realidad no sabía que esperaba –. No tienes que preocuparte por eso, se cuidarme sola, en general no creo que Draco sea un peligro, para mí...

-No me agrada, es un idiota, no lo tolero y no quiero que tú seas su amiga cercana, en especial después de lo que escuche.

-¿Qué escuchaste?

-No fue tan al azar que Fred escogiera a Parkinson para jugar a los proyectiles, íbamos a clase cuando nos la cruzamos hablando con otra chica robusta de Slytherin, al parecer no es un secreto que le gustas a Malfoy, y a ella le gusta él, tienes razón Draco Malfoy no se metería contigo porque le gustas – George estaba hablando con enfado, ya no era su voz juguetona de siempre –. Sin embargo esa chica con cara de perro... no me parece que sea muy agradable, creo que planea algo en tu contra.

-No te preocupes por eso, si Pansy quiere jugármela va a tener que afrontarse a que unas gotas de veritaserum aparezcan en su té – George la miró sorprendido, pero sonrió ligeramente.

-No quiero que te lastimen Alis, no quiero que te involucres con Malfoy... no lo soportaría.

-Ya te dije cuál es la situación con él, no te montes películas George, además no se porque te molesta si le gusto o no a alguien.

-¿De verdad no lo sabes?

-No sé nada, diablos – Alisa miró hacia la cabaña de Hagrid, sus compañeros ya no estaban ahí – corre, corre – afortunadamente cuando alcanzaron la cabaña se dieron cuenta de que los demás iban no muy lejos – hablaremos luego, no quiero llegar tarde a la primera clase de Hagrid.

Sin pensárselo salió corriendo hasta llegar a donde sus compañeros estaban, ya habían alcanzado un prado y se amontonaban contra una cerca.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora