Sermones Educativos

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El día siguiente amaneció tan plomizo y lluvioso como el anterior. Hagrid tampoco estaba sentado a la mesa de los profesores a la hora del desayuno. Y Alis se sentía agotada mientras trataba de pasarse el huevo que parecía seco e insípido.

-La única ventaja es que hoy no tenemos a Snape – comentó Ron con optimismo.

Hermione dio un gran bostezo y se sirvió una taza de café. Parecía contenta, y cuando Ron le preguntó de qué se alegraba tanto, ella se limitó a decir:

-Los gorros ya no están. A lo mejor resulta que los elfos domésticos quieren ser libres.

-Yo no estaría tan seguro – replicó él, cortante –. Quizá no podamos considerarlos prendas de vestir. Yo jamás habría dicho que eran gorros, más bien parecían vejigas lanudas.

-Buenos días – George se sentó junto a Alis y deposito un beso en su mejilla lo que la hizo soltar un respingo por la ligera punzada de dolor –. ¿Qué pasa? – le pregunto extrañado y entonces reparó en el corte –. ¿Qué te pasó aquí?

-Buenos días – le sonrió Alis intentando no verse muy forzada –. Me caí, estaba muy alterada ayer después de discutir con Umbridge y no me fije por donde iba.

-¿Volviste a discutir con ella? – le pregunto Hermione molesta.

-Sí, está convencida de que soy una lunática que necesita ayuda, piensa que por eso apoyo a Harry.

-Genial – bufo Harry –. Ahora también la tomara contigo por mi culpa.

-No importa – mintió Alis –. No va a poder conmigo.

-No creo que sea bueno que la enfrentes – argumento Ron –. O también a ti te castigará toda la semana.

-No puede ser peor que obligarme a ir a "terapia" con ella dos veces por semana.

-Es una vieja gárgola – gruño Fred.

-Da igual, por lo menos no me ha pedido ir el viernes, podré ir a la prueba de quidditch.

-Pensé que tenías Alquimia el viernes – comenzó Hermione.

-Pero no a la misma hora que el quidditch, me asegure de que mi horario encajara, bueno Snape me ayudo un poco, pero en fin... lo único que puede salvarme es no atrasarme con los deberes.

-¿Necesitas ayuda? – le pregunto George y Alis negó con la cabeza.

-No, no ayer me quede a terminar los deberes.

-Genial, quizá podrías pasárnoslos a Harry y a mí – dijo Ron entusiasmado y Hermione que no le hablaba lo fulmino con la mirada.

-Les dejo mi libro, subraye las parte importantes y eso...

-Bueno, será mejor que nos demos prisa – dijo Hermione cortante –. O llegaremos tarde a clase.

-Nos vemos más tarde – le dijo George depositando un ligero beso en sus labios.

-¿Paso por al aula de Flitwick?

-No, no, tengo clase con Snape, te veo a la hora de la comida.

Después de una clase doble de Encantamientos tuvieron también dos horas de Transformaciones. El profesor Flitwick y la profesora McGonagall dedicaron el primer cuarto de hora de sus clases a sermonear a los alumnos sobre la importancia de los TIMOS.

-Lo que deben recordar – dijo el profesor Flitwick, un mago bajito con voz de pito, encaramado, como siempre, en un montón de libros para poder ver a sus alumnos por encima de la superficie de su mesa – es que estos exámenes pueden influir en sus vidas en los años venideros. Si todavía no se han planteado seriamente qué carrera quieren hacer, éste es el momento. Mientras tanto, ¡me temo que tendremos que trabajar más que nunca para asegurarnos de que todos ustedes rindan a la altura de su capacidad en el examen!

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora