Los Frost

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Tras una cena tranquila y unas horas de charla animada Charlie comenzó a bostezar y los dos se fueron a la cama. Alis estaba agotada y sabía que no tendría mucho tiempo de descanso en el verano así que no demoró en quedarse dormida.

-Es un hermoso valle – el sol brillaba en lo alto y Cedric se encontraba sentado frente al lago.

-Me alegro de que estés aquí conmigo.

-Te dije que no te dejaría ¿no? – Alis se sentó a su lado y él pasó el brazo por sus hombros para abrazarla.

-Deberíamos quedarnos aquí para siempre.

-Me gustaría que eso fuera posible mi amor – le beso la sien –. Pero tienes una misión que cumplir, una vida que vivir.

-No quiero disfrutarla si no es contigo.

-¿Me amas?

-Más que a nada – Cedric le movió la barbilla en su dirección para que lo mirara a los ojos.

-Entonces quiero que me prometas algo.

-Lo que quieras.

-Prométeme que vas a ser feliz, que vas a encontrar a tu alma gemela.

-Tú eres mi alma gemela.

-Tú eras mi alma gemela Alis, y yo fui la tuya por ese tiempo que estuvimos juntos, fui el amor de tú vida y lo sé, pero fui el amor de una parte de tu vida, encontrarás a tu verdadero complemento del resto de tu vida pronto, no te cierres a ello por favor.

-Cedric.

-Me lo prometiste, dijiste que lo que fuera, mi alma no podrá estar tranquila si sé que por mi culpa truncaste tu felicidad.

-Pero no quiero a nadie más, te quiero a ti.

-Yo siempre voy a estar contigo, te hice una promesa, estaré a tu lado todo el tiempo que me necesites, si te sientes sola – le tomo la mano y se la guió al pecho –. Aquí estaré – Alis se encontró con el relicario entre las manos –. Te amo – la beso en los labios y se levantó.

-Cedric – lo llamó –. Cedric espérame, Cedric – Alis comenzó a correr detrás de él y el valle desapareció, de pronto se encontraba en el laberinto –. Cedric por favor – el muchacho se encontraba frente a ella apunto de tocar la copa.

-Lo siento.

-Cedric no te vayas, no me dejes – le gritaba, pero el muchacho sujeto la copa y desapareció –. Por favor, me lo prometiste, me prometiste que no me dejarías.

-Alis – unas manos fuertes, ásperas y callosas la sujetaron con fuerza –. Al despierta, solo es una pesadilla, despierta.

-Cedric – Alis abrió los ojos y se encontró con los ojos azules de Charlie –. Charlie – Alis abrazo a su amigo y él la rodeo con más fuerza.

-Solo fue un sueño – la mesio con ternura, las lágrimas le escurrían a Alis por las mejillas –. Vuelve a dormir.

-¿Te quedas conmigo? – Charlie sonrió y se metió en la cama con ella, le acarició el cabello mientras los volvía a vencer el sueño, la primera en quedarse dormida fue Alis, Charlie miraba mientras el pecho de Alis bajaba y subía armoniosamente en una rítmica respiración.

-Eres tan dulce Alis – le beso la frente, la mente de Charlie iba al mil por hora mientras se le cerraban los párpados, nunca había pensado en Alis como en una chica, siempre pensaba en ella como en su hermanita, pero se estaba convirtiendo en una mujer fuerte y hermosa demasiado rápido, no solo su cuerpo estaba más desarrollado que el de una joven de quince sino que todos los acontecimientos que habían marcado su vida hacían que se comportara como alguien mayor, claro que a veces era muy inmadura, pero la mayoría del tiempo era una muchacha racional y madura. Una hermosa chica con cara de ángel. Pensó Charlie.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora