Espías en la Red

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Pero Ron se equivocaba: cuando entraron en el aula sólo encontraron al profesor Binns, que estaba flotando un par de centímetros por encima de su silla, como de costumbre, mientras se preparaba para continuar su monótono discurso sobre las guerras de los gigantes.

Alis levantó la cabeza de sus apuntes solo cuando Harry murmuró enojado.

-¿Qué pasa?

Hermione señaló la ventana y Alis giró la cabeza. Hedwig estaba posada en el estrecho alféizar, mirando a Harry a través del grueso cristal, con una carta atada a la pata. Alis la miró alarmada ¿por qué Hedwig no había entregado a Harry la carta en el desayuno? Varios de sus compañeros de clase señalaban también a Hedwig.

-Siempre me ha encantado esa lechuza, es tan bonita... – le comento Lavender a Parvati.

Harry se levantó con sigilo de la silla, se agachó y recorrió el pasillo hasta la ventana. Una vez allí, soltó el cierre y la abrió muy despacio.

Hedwig dio un salto y entró, ululando lastimeramente. Harry cerró la ventana y miró preocupado al profesor Binns; después volvió a agacharse y regresó corriendo a su asiento con Hedwig sobre el hombro. Llegó a su silla, se puso a Hedwig en el regazo y fue a retirar la carta que llevaba atada a la pata. Pero enseguida se dieron cuenta de que la lechuza tenía las plumas muy alborotadas; unas cuantas estaban del revés, y tenía un ala en una extraña postura.

-¡Está herida! – susurró Harry agachando la cabeza. Se inclinaron hacia él; Hermione hasta dejó la pluma –. Miren, le pasa algo en el ala...

Hedwig estaba temblando; cuando Harry le tocó el ala, la lechuza dio un respingo y se le erizaron las plumas, como si se le inflaran, y miró a su amo con reproche.

-Será mejor que la lleves con... bueno a... Harry tiene el ala rota, necesita atención – le dijo Alis muy preocupada.

-Profesor Binns – dijo Harry en voz alta, y todos giraron la cabeza hacia él –, no me encuentro bien.

El profesor Binns levantó la vista de sus notas, sorprendido, como siempre, al ver que estaba ante un aula llena de alumnos.

-¿No se encuentra bien? – preguntó vagamente.

-No, me encuentro muy mal - aseguró Harry con firmeza, y escondiendo a Hedwig detrás de la espalda, se levantó –. Creo que necesito ir a la enfermería.

-Sí – repuso el profesor Binns, a quien Harry había pillado desprevenido –. Sí, ya... A la enfermería... Bueno, pues vaya, Perkins...

-Esto no es normal – le susurro Alis a Ron y Hermione en cuanto salieron del aula.

-No, no lo es – afirmó Hermione –. Creo que quizá...

-Alguien trató de interceptar a Hedwig ¿no? – Hermione asintió y Ron abrió mucho los ojos.

-Sí, recuerden lo que nos dijo Moody en la estación.

-Miren ahí está Harry – apuntó Ron.

-¿Cómo está Hedwig? – preguntó Hermione, preocupada, tan pronto como Harry llegó junto a ellos.

-¿A dónde la has llevado? – preguntó Ron a su vez.

-Se la he llevado a la profesora Grubbly-Plank – respondió Harry –. Y he visto a McGonagall... Escuchen... me ha dicho que los canales de comunicación de entrada y de salida de Hogwarts podrían estar controlados.

Alis, Hermione y Ron intercambiaron miradas de complicidad.

-¿Qué pasa? – inquirió Harry observándolos con desconcierto.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora