Estratega

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Alis bajo tras arreglarse rápidamente, la noche anterior se había relajado en la bañera antigua de la habitación de su abuela (que ahora era la suya) tras la discusión con Lev así que esa mañana ya arreglada se veía mucho más fresca, sin embargo se había hecho con el escudo de chicos que implicaba técnicamente en usar el suéter de Cedric.

-Buenos días Arthur, Molly, Bill, Sirius.

-Buenos días Al – le sonrió Bill.

-Buenos días querida – la saludaron los señores Weasley al mismo tiempo, Arthur levantando la vista del periódico y Molly indicándole con una espátula que tomara asiento.

-Bonita – Sirius la miró un segundo y luego volvió a mirar su taza de café con amargura.

-Papá – Alis se acercó a Sirius para besarlo en la mejilla –. ¿Algo va mal? –Sirius forzó una sonrisa y negó con la cabeza.

-Todo está bien.

-Estas molesto por no poder formar parte de la guardia de Harry ¿no? – Sirius miró con más ímpetu su café profundizando más su ceño fruncido como si este fuera a darle las respuestas porque lo mirara mal –. ¿Te animaría si te traigo algo de la ciudad? – Sirius la miró sin entender.

-¿De la ciudad?

-No creo que los muchachos trajeran nada más que lo que traen puesto y además quería darme una vuelta por el Ministerio.

-¿Y con qué motivo? – la otra razón era que quería intrigar un poco, pero no quería que los demás se enteraran teniendo en cuenta que iba a tratar de proteger lo mejor posible a Draco.

-Quería visitar al señor Amos Diggory, esta mañana me encontré con mi correspondencia y bueno tenía algunas cartas de los Diggory, no quiero que piensen que me olvidare de ellos y de Cedric así de fácil, no tienes problema con que vaya, ¿verdad? – desde el otro lado de la cocina Molly miraba con interés la escena, parecía esperar poder consolar a Alis con que la acompañaría para que pudiera salir de la casa, ya que estaba casi convencida de que Sirius no sería capaz de dejarla ir sola, pero casi se atraganta cuando Sirius muy aturdido y distraído accedió.

-¿Necesitas dinero? – le pregunto como no queriendo la cosa y con un fuerte ruido Molly depósito los cubiertos sobre la mesa con el ceño fruncido y apretando con fuerza su tembloroso labio inferior.

-Me pasare por Gringotts, espero no demorarme demasiado.

-Está bien – le dijo sin muchas ganas.

-¿En dónde está Remus? – pregunto extrañada de no encontrarse con su tío.

-Llegará en un rato, supongo.

-¿No pasó la noche aquí?

-No, no hay mucho espacio, ya sabes...

-La habitación de...

-La única habitación disponible es la de Regulus – afirmó Sirius –. Le he dicho que no tenía problema con que la ocupara, pero...

-Debió ser por lo que dije la última vez, soy tonta – suspiro –. Hablaré con él, además a quien Walburga quería lejos de sus cosas era a ti – bromeo.

-Sabia decisión – por fin una sonrisa sincera asomo los labios de su padre.

-En cualquier caso confió en que tú no harás ninguna locura, así que no hay razón para que los bloqueos de las puertas sigan en pie – sin saberlo Alis acababa de echar abajo las barreras que protegían las habitaciones.

-No me parece prudente que salgas sola – soltó Molly sin poder contenerse más –. Si Dumbledore... – la señora Weasley se interrumpió y miró a sus hijos que habían parado la oreja y a los muchachos Frost que iban entrando con Hermione y Ginny a la cocina para tomar asiento en el desayuno.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora