La Pérdida

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Vio un par de pies acercándose y luego a la esfinge parándose frente a ella amenazadora.

-Solo Albus Dumbledore – rugió.

Alis vio acercarse otro par de pies y la esfinge se hizo a un lado, el profesor Dumbledore le ayudó a ponerse en pie y la sacó de campo de quidditch y de la vista de la multitud, la esfinge no se separó de ella ni un segundo.

-¿Qué hacía ahí dentro señorita Black? – le pregunto con voz calma –. ¿Fue usted quien mandó a la esfinge a avisar sobre la localización de la señorita Delacour?

-Me atacó en el despacho de Snape y me desmaye – logró decir con voz temblorosa –. Envié a Joe a buscar al profesor Snape, no sé qué pasó, no tenía tiempo para detenerme, estaban en peligro.

-¿Quiénes estaban en peligro?

-Los campeones, todos, embrujaron a Viktor para que atacara a Fleur y a Cedric, Harry salvó a Cedric y luego llegaron a la Copa antes de que pudiera impedirlo.

-¿Por qué quería impedir que llegaran a la Copa? – pero entonces Alis tuvo una esperanza y preguntó.

-¿En dónde están Harry y Cedric?

-Ellos aún no han salido – le confesó Dumbledore y Alis se quedó aturdida, la cabeza le daba vueltas y las palabras de Dumbledore se repetían.

-Era un traslador – logró decir muy débilmente –. No logre alcanzarlos y ahora ellos desaparecieron.

-Albus ¿Qué está pasando? – Alis distinguió a Fudge y al profesor Snape acercándose –. ¿Qué hacía esta jovencita en el laberinto? – Dumbledore no respondió.

-Severus hay que rastrear el laberinto, avisa a los profesores – el profesor Snape no hizo preguntas, con la cara muy pálida y embargada de preocupación asintió y se fue.

-¿Dónde están los otros? – le pregunto Alis a Dumbledore después de unos minutos.

-Ellos están bien.

-Yo lo sabía profesor – sollozo Alis –. Intente advertirles, pero no me escucharon, decían que era imposible.

-Señorita Black, sé que es difícil, pero necesito que me cuentes Alisa qué es lo que ha sucedido – Alis miró a Dumbledore y luego al primer ministro que pareció entender pues se retiró tras Snape.

-¿Cuánto tiempo me queda? – le pregunto a la esfinge, pero ella no parecía saberlo.

-Eso depende de lo que tu cuerpo aguante y de la cantidad de poción que hayas ingerido.

-Es difícil saber eso último – suspiro –. Apuesto a que lleva meses dándomela, por eso sentía tanta cólera, no era que me estuviera volviendo mala, estuvo dándome Amortentia mal preparada durante meses, supongo que hoy quiso darme la estocada final – Alis miró al profesor Dumbledore –. Me ha estado dando poción del odio, hoy la descubrí en el fondo de mi copa en el desayuno, fui al despacho del profesor Snape porque primero pensé que era veneno y use un antídoto para venenos comunes, pensé que no podía ser nada muy fuerte porque si no estaría muerta, pero cuando estaba ahí escuche que alguien venia, el profesor Moody, le pedí a Joe que lo vigilara y me tomé un frasco de poción para hacerme invisible, llevaba meses sospechando de él, desde la primera clase me di cuenta de que algo andaba mal con él, me metí debajo del escritorio hasta que desapareció, pero el idiota de Joe lo siguió, pensé que lo mataría pero logró regresar con vida al despacho y durante la cena me volví a encontrar con la sustancia viscosa así que fui directo a el despacho del profesor Snape, pero Cedric me intercepto por lo que Moody debió darse cuenta y me siguió, Joe estaba esperándome y me dijo lo que se había llevado, me contó que no era la primera vez que entraba a robar piel de serpiente arbórea africana y cuerno de bicornio, también luego me dijo que trataba de enamorar a alguien porque se había llevado ingredientes para preparar Amortentia, ahí fue cuando uní cavos y me di cuenta de que lo que estaba en mi copa no era otra cosa que Amortentia mal preparada, poción de odio, y los otros ingredientes... era fácil saber qué otra cosa estaba preparando.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora