Alisa Black

El Boggart

-¿Dónde demonios habías estado? – le pregunto Ron al entrar en la torre de Gryffindor, era claro que se había perdido de algunas cosas.

-Ocupada, ¿saben algo?

-Que Malfoy sigue en la enfermería quejándose, que Hagrid bebió mucho y que el concejo está debatiendo.

-Acabo de ver al señor Malfoy – dijo Alis haciendo una mueca de desagrado.

-¿En dónde?

-En la enfermería.

-¿Qué hacías en la enfermería aun?

-Asegurándome de que Draco esté bien y de que no vayan a despedir a Hagrid.

-¿Cómo es eso?

-Draco y yo llegamos a un acuerdo para que no vayan a acusar a Hagrid del incidente, en el peor de los casos todos los de Gryffindor estamos como testigos que él fue quien tuvo la culpa, trataba de molestar a Harry y se le salió de las manos, ¿Cómo esta Hagrid?

-Había tomado mucho, pero creo que se pondrá bien.

-Iré a decirle mañana que no hay de qué preocuparse, es día té, espero que lo recuerde.

-George estaba buscándote – le soltó Ron – por cierto ¿cómo conseguiste que Draco aceptara no intentar desasearse de Hagrid?

-Eso no importa, ¿qué quería George?

-Creo que dejaron una conversación pendiente porque parecía ansioso.

-No lo recuerdo, ¿dijo algo más?

-Que lo buscaras o a Fred cuanto antes, era importante.

-¿Y dónde están?

-Subieron a su dormitorio.

-No pudo subir al dormitorio de chicos, tendré que esperarlos, o mejor hablare con ellos mañana, ánimo, chicos, cuento con que Malfoy cumpla su parte del trato.

-¿Y sí no?

-Entonces ya veremos, estoy muy cansada, me quiero ir a dormir si no les molesta.

Otra vez se despertó entre un sudor frio en mitad de una pesadilla, pero no se atrevió a ir al baño por temor a Myrtle, solo Ginny pareció haberse dado cuenta de su pesadilla porque fue la única que se despertó con ella.

-¿Otra vez?

-No es nada, vuelve a la cama, creo que bajare a la sala común.

-¿Segura que estas bien?

-Sí, estoy bien – la sala común estaba vacía y no tenía mucho que hacer por lo que reviso sus deberes para la clase de Transformaciones y luego se quedó mirando el fuego un rato.

Tenía que ver al profesor Dumbledore esa mañana antes de la hora del desayuno por lo que no podía posponer mucho su visita a los baños, afortunadamente no se encontró con Myrtle mientras se vestía o se cepillaba el pelo, pero esta si apareció cuando con ayuda de un hechizo Alis se secó su largo cabello.

-No estoy de humor Myrtle, déjame tranquila.

-No vine a molestarte.

-Muy bien, en cualquier caso ya me iba, tengo que ver a Dumbledore.

El profesor Dumbledore ya la esperaba en su despacho al final de la escalera de caracol, era un lugar muy acogedor e imponente la oficina del director que ahora mismo la miraba desde atrás de sus gafas de media luna.

-¿Cómo se encuentra hoy señorita Frost?

-Bien, supongo... ¿y usted profesor?

-Un poco más viejo y sabio que ayer, estoy seguro, gracias.