Atrapados

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-Tendré suficiente con cinco minutos – aseguró Harry –. Y ahora, vamos...

-¿Ya? – dijo Hermione, sorprendida.

-¡Pues claro! – estalló Harry con enojo –. ¿Qué creías, que íbamos a esperar hasta después de la cena o algo así? ¡Hermione, Voldemort está torturando a Sirius en estos precisos momentos, mientras nosotros estamos aquí charlando!

-Está bien, está bien. Ve a buscar la capa invisible, yo te espero al final del pasillo de la profesora Umbridge, ¿de acuerdo?

Harry no contestó: salió a todo correr del aula. Los demás se fueron directo al pasillo del despacho de la profesora Umbridge para esperar a que regresara con lo necesario.

-Ya lo tengo todo – dijo entrecortadamente Harry unos minutos después –. ¿Estáis preparados?

-Ron, tú ve a distraer a la profesora Umbridge – le ordenó Hermione en un susurro, pues en ese momento pasaba a su lado un ruidoso grupo de alumnos de sexto –; Ginny, Luna, Alis empiecen a alejar a la gente del pasillo... Harry y yo nos pondremos la capa y esperaremos hasta que todo esté despejado.

Ron se marchó con paso decidido y los demás pudieron ver su reluciente pelo rojo hasta que llegó al final del pasillo; entre tanto Ginny, Alis y Luna se alejaron en dirección opuesta.

-¡Por aquí no pueden pasar! – decía Ginny a los alumnos –. Lo siento, tienen que dar la vuelta por la escalera giratoria porque alguien ha soltado gas agarrotador en este pasillo.

-Yo no veo gas por ninguna parte.

-Porque es incoloro – contestó Ginny con un convincente tono de exasperación –, pero si quieres pasar, adelante, así tendremos tu cuerpo como prueba para el siguiente idiota que no nos crea.

Poco a poco la multitud fue dispersándose. Por lo visto, la noticia del gas agarrotador se había difundido y la gente ya no intentaba pasar por aquel pasillo.

-Bien hecho... No olvides la señal... – escucharon susurrar a Hermione bajo la capa de invisibilidad.

-¿Cuál es la señal? – murmuró Harry cuando se acercaban a la puerta del despacho de la profesora Umbridge.

Pasados ni dos minutos Draco se acercó decidido a ir al despacho de la profesora.

-No puedes pasar – le dijo Alis.

-¿Ha, no? – le pregunto con fingida incredulidad –. ¿Y porque no?

-Porque no y ya.

-¿Qué están haciendo en el despacho de la profesora Umbridge?

-¿Cómo?

-Vamos Alis no te hagas la tonta, ya sabemos que alguien entro, la profesora puso sensores de intrusión.

-Pues necesitamos usar la chimenea, eso es todo, así que danos un minuto y se las devolveremos.

-No puedo permitirte un minuto, Umbridge viene hacia acá, esa estrategia de Weasley para distraerlo...

-Draco – Alis de pronto recordó algo y lo arrastro en donde Ginny y Luna no pudieran oír –. Tu padre es el encargado de robar la profecía, no me mires así, lo se todo

-No sé de qué hablas – mintió.

-Draco necesito que me ayudes – el parecía no querer cooperar, no iba a vender a su padre tan fácil.

Entonces a Alis se le ocurrió la única forma de sacarle todo, sin pensárselo dos veces y ante la mirada de asombro de Ginny y Luna, Alis beso a Draco quien le respondió el beso unos segundo.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora