Las Vacaciones de Harry

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Eran casi mediodía cuando se levantaron de la cama y casi las dos cuando por fin salieron de la casa.

-Dime Harry, ¿sabes usar una bicicleta?

-No en realidad, nunca aprendí.

-Te voy a enseñar entonces porque es muy difícil moverse a pie por aquí y no sería buena idea sacar la escoba.

-No creo que sea buena idea.

-No seas cobarde Harry, te enfrentas a un basilisco y a una manada de trogloditas en escoba, ¿pero te acobardas con una bicicleta?

-Es que...

-Puedes usar la de mi tío, debe llevar años sin usarla, pero no creo que tengamos problemas.

-No sé...

-No es una pregunta Harry Potter.

-No es buena idea Alis – Harry tenía las manos sudorosas mientras trataba de mantener el equilibrio sobre la bicicleta.

-Solo tienes que pedalear y yo sostendré el asiento para que no pierdas el equilibrio.

-Promete no soltarlo.

-No lo haré, venga ¿listo?

Tardaron un rato en poder hacer que Harry se mantuviera solo sobre la bicicleta y después de eso le costó un par de caídas poder usarla como era debido.

-Iremos hasta la casa de Daevid en bicicleta y esperemos que algunos chicos de la zona estén por ahí para poder movernos con ellos.

-Nunca he sido bueno haciendo amigos fuera del mundo mágico.

-Pues hoy los harás, vamos – la brisa les pegaba en el rostro alborotándoles el pelo mientras cruzaban el sendero hasta las calles del pueblo, para Harry era más fácil acelerar si seguía a Alis y cuando se detuvieron frente a la casa de Daevid Harry casi la atropella haciéndola reír.

-Con calma Harry.

Todo iba bien mientras disfrutaban de sus vacaciones, se despertaban un poco tarde cada día pero lo aprovechaban al máximo, yendo al pueblo o bajando al río en excursiones largas en las que hablaban de tonterías o cosas más serias como el poder que Alis se esforzaba por entender. A Harry no le había sorprendido en lo absoluto cuando se lo contó, sabía desde el incidente con la acromántula que Alis tenía algo especial.

Lo que sí le había sorprendido eran las visione, no era nada común que alguien pudiera ver el futuro y menos de la forma en que Alis lo veía, a través de la bruma de la bola de cristal o en sueños.

Faltaban aproximadamente dos semanas para regresar al colegio y el sábado recibieron una carta de los Weasley para informarles que los recogerían al día siguiente en punto de las cinco de la tarde.

Estaban vueltos locos mientras alistaban sus cosas, Alis quería dejar la casa limpia para Remus cuando llegara el lunes y Harry no la dejo hacerlo sola por lo que esa noche terminaron muy cansados y se fueron a dormir temprano.

El día siguiente Alis levantó a Harry temprano porque quería darle una última sorpresa.

-¿A dónde vamos? – le pregunto mientras se montaba en la bicicleta.

-Es una sorpresa, solo sígueme – bajaron por el sendero del bosque que más adelante seguía por la orilla del río – tenemos que dejarlas aquí – se bajó de la bicicleta para dejarla recargada contra unas rocas.

-¿Falta mucho?

-No, pero el terreno es un poco sinuoso – siguieron por unos diez minutos y llegaron a las orillas de un lago de agua cristalina – llegamos.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora