La Lección de Draco

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Su primera clase con el profesor Snape la dejo inspeccionada, era todo un monstruo y había escuchado por Ginny que una niña de su clase había terminado llorando, Snape era no estricto sino horrible, había quitado puntos a Gryffindor en los primeros diez minutos y ella se dijo que debió tener un mal día porque ese no era el hombre del que su madre hablaba ni mucho menos el que describía en su diario de la escuela.

-Se te da bien – ella se había acercado temerosa a su escritorio al final de la clase para saber si tenía que hacer lecturas o practicar pociones.

-Profesor – pero esas palabras le recordaron que no debía amilanarse – gracias, bueno yo me preguntaba si... ¿cómo voy a obtener los créditos de primero?

-Necesito una asistente que me ayude con algunas cosas, tómalo como una oportunidad para aprender incluso más que los alumnos de últimos grados.

-Sí señor, la alquimia siempre ha sido un tema de mi interés y creo que su clase me ayudara como preludio si decido tomar esa optativa además de que la preparación de pociones se me da bien.

-Muy bien.

-Creo que debería retirarme, tengo algo para usted... esta medio quemada, pero creo que le gustará tenerla – del bolsillo de su túnica Alisa sacó una hoja medio quemada – era del diario de Lily, mi madre la anexó al suyo y creo que debería tenerla ya que habla de usted – tras dejar la hoja sobre una pila de pergaminos Alisa se retiró.

-Gracias –las palabras habían sido un susurro casi inaudible y supo que el profesor Snape prefería que fingiera que no las había oído así que se siguió de largo, se sintió culpable por no habérsela dado a Harry, pero al final tendría más importancia para el profesor Severus y se lo debía.

El sábado por la mañana se levantó muy contenta porque pasaría todo el día leyendo en los jardines con Dae que la enseñaría a preparar su té favorito en una copa vacía, pero cuando se encaminaba a la salida con Dae y sus libros se encontró con Ron y Hermione.

-Hola chicos – los saludó Hermione con una tostada en la mano.

-Hola – Alis la saludo muy animada.

-¿Van a ver el entrenamiento de quidditch?

-No en realidad – dijo Dae un poco decepcionado, a él le hubiera encantado entrar en el equipo.

-No sabía que había entrenamiento – Al miro a Dae con cara suplicante – los acompañamos, en fin podemos retomar lo nuestro más tarde.

-Genial – exclamó Ron – ¿Ginny no está con ustedes?

-Dijo que le apetecía ir a dar un paseo y nos buscaría después.

-Muy bien, vamos – en el campo de quidditch se encontraron al equipo de Gryffindor dispuesto a comenzar a entrenar.

-¿Aún no han terminado? – Ron parecía perplejo.

-Aún no hemos empezado, Wood nos ha estado enseñando nuevas estrategias – Harry reparó en el chico alto de ojos azul oscuro que iba del brazo de Alis – Hola Al no esperaba verte... verlos aquí, hola Daevid.

-Hola Harry – lo saludaron los dos muy sonrientes ¿acaso eran siameses?, Harry los miró con recelo y casualmente no era el único que lo hacía desde el otro lado del campo George estaba a punto de quebrar su escoba, estaba verde de celos y rojo de coraje.

-No te pongas celoso Georgie, Al solo tiene ojos para ti – mientras George se había distraído mirando al idiota de su hermano que ahora le señalaba con el mentón la dirección en la que había estado mirando Alisa lo había distinguido y lo estaba mirando – mira.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora