Terrores Nocturnos

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Alisa que había recuperado su rubor natural durante la cena, lo perdió instantáneamente, George que estaba ha lado de ella tuvo que sujetarla porque pensó que se desvanecería, de pronto fue como si nada en el mundo importara, se aferró al brazo de George que la sostenía porque era lo único que podía hacer.

Dumbledore los mando a todos al Gran Comedor reteniendo a Alisa y a los gemelos un poco más cuando todos habían dejado el pasillo.

-Señorita Frost, no tiene muy buen aspecto, llévenla a la enfermería por un tónico para los nervios o quizá algo que la ayude a dormir después bajen en seguida con la señora Pomfrey al Gran Comedor con el resto de sus compañeros.

-Si profesor – Alisa tenía la mirada perdida, Fred y George la llevaron prácticamente arrestando y cuando la señora Pomfrey se percató de que no la escuchaba y realmente no estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor le dio inmediatamente un tónico poderosísimo para los nervios que la saco del shock.

-Vamos querida – le dijo la señora Pomfrey – no hay que retrasarnos más – antes de salir le dio a Fred un vaso con una sustancia que desconocían – para que pueda dormir, asegúrense que la tome – los miro con severidad.

Al llegar al Gran Comedor Alis seguía un poco aturdida, la señora Pomfrey menciono que era algo de su sistema de defensa para evitar que los acontecimientos del exterior la perturbaran (más de lo que ya estaba) cuando se unieron al resto Dumbledore comenzó a dar instrucciones. Todos los alumnos de las otras casas también estaban ahí.

-Los demás profesores y yo tenemos que llevar a cabo un rastreo por todo el castillo – explico el profesor Dumbledore mientras McGonagall y Flitwick cerraban todas las puertas del Gran Comedor –. Me temo que, por su propia seguridad, tendrán que pasar aquí la noche. Quiero que los prefectos monten guardia en las puertas del Gran Comedor y dejo de encargados a los dos delegados. Comuníquenme cualquier novedad – añadió, dirigiéndose a Percy, que se sintió inmediatamente orgulloso –. Avísenme por medio de algún fantasma –. El profesor Dumbledore se detuvo antes de salir del Gran Comedor y añadió –: Bueno, necesitaran...

Con un movimiento de la varita, envió volando las largas mesas hacia las paredes del Gran Comedor. Con otro movimiento, el suelo cubierto con cientos de mullidos sacos de dormir rojos.

-Felices sueños – dijo el profesor Dumbledore, cerrando la puerta.

Fred cogió un saco de dormir y George se hizo con los otros dos, colocándose uno bajo el brazo para mantener una mano libre y poder jalar a Alisa con ellos a una de las esquinas en donde ahuyentaban a cada persona que se acercaba demasiado.

Montaron los sacos y luego se sentaron en una especie de círculo protector de miradas indiscretas dejando a Alis contra la esquina en donde nadie pudiera verla desde una altura del piso.

-No van a encontrarlo – le dijo George con voz tranquilizadora – no van a encontrarlo – repitió con firmeza.

-Yo tampoco creo que lo encuentren Alis, mira fue lo suficientemente inteligente para entrar, a que es lo suficientemente listo como para salir sin dejar rastro y además ya sabemos que no anda muy lejos, mañana mismo iremos a buscar pistas a primera hora – agrego Fred.

-Dinos algo – la presiono George – nos estas preocupando.

-Yo... no... no sé nada – soltó en un susurro apenas audible – no entiendo nada.

-Mira, es muy tarde y estar aturdida, escuchaste lo que dijo la señora Pomfrey, tu cerebro no está dejando entrar la información porque es un método de autodefensa.

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora