Amargo Diciembre

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Llegó diciembre, y dejó más nieve y un verdadero alud de deberes para los alumnos de quinto año. Alis se estaba volviendo loca porque la profesora Umbridge parecía buscar cualquier excusa para suspenderla del equipo de quidditch mientras ella trataba de ayudar a Ginny a escondidas para que hiciera la prueba.

-Iras bien – le dijo mientras salían del campo de quidditch congeladas, las pruebas serian dentro de poco, pero realmente Ginny siempre había sido muy buena (aunque solo ellas dos lo supieran).

-¿Has tenido noticias? – le pregunto mientras iban a la lechucería para enviar una carta a Tonks.

-No, ni Remus ni Sirius me han escrito desde hace semanas, Remus me dijo que todo estaba bien, pero que lo mejor era que redujéramos la comunicación al mínimo porque la correspondencia no es segura.

-¿Pero y Paige?

-Sirius no me la ha devuelto desde que le mande su regalo de cumpleaños así que no podemos disponer de ella.

-Que mal – suspiró su amiga –. Bueno hablando de cumpleaños ya casi es el tuyo, no debería decírtelo, pero creo que George te planea una sorpresa – Alis se paró en seco y se puso muy pálida. No es que no hubiera pensado en su cumpleaños, pero el hecho era que no tenía ni pizca de ganas para celebrarlo pues cada que pensaba en ello, la sonrisa de Cedric se le aparecía en la mente y el pequeño puffskein siempre era un recordatorio de que no podría volver a azotarse la cabeza contra la pared pensando en cómo superar los regalos de su novio –. ¿Qué sucede?

-No quiero celebrar mi cumpleaños Ginny, me estoy esforzando mucho para no dejarme derrumbar estos días, pero no ha sido nada fácil – le confesó a su amiga –. Primero fue el cumpleaños de Cedric y sentí como que me golpeaban el estómago repetidamente y luego fue...

-El aniversario de cuando comenzaron a salir – dijo Ginny con voz apagada –. Lo lamento tanto, no lo había recordado...

-No pasa nada – mintió Alis –. Pero la cosa es Ginny que no creo poder conseguir darle buena cara a ese día, en especial teniendo en cuenta que el año pasado fue tan terrible por estas fechas.

-Hablare con George.

-Gracias – le susurro mientras veían a la lechuza del colegio desaparecer.

Si alguien le hubiera dicho que preferiría pasar su cumpleaños castigada con Umbridge a teniendo que esconderse desde el alba se habría reído mucho. Pero el hecho era que se estaba quedando sin ideas para evitar a sus amigos, y la cabaña de Hagrid fue el mejor lugar para esconderse aquella tarde en que Snape no había querido que se pasara el día entero practicando en la mazmorra.

-¿Te ha gustado tu regalo? – le preguntó Hagrid con una sonrisa bonachona en el rostro.

-La verdad es que no he abierto los regalos Hagrid, pero seguro que me encantará como siempre.

-¿Oh, pero qué pasa? Te noto muy apagada – Alis no pudo contener más las lágrimas y se desbordó con todas las emociones de aquellos días –. Oh Alis, oh no, no llores – le dijo con voz benévola pasándole un pañuelo que ella aceptó tratando de limpiarse las lágrimas que no dejaban de brotar de sus ojos por más que se esforzara y por si fuera poco una serie de hipidos y sollozos se había unido al mar de llanto. Cuando por fin logró tranquilizarse un poco abrió la boca para intentar explicarle a Hagrid.

-Lo siento tanto Hagrid...pero es que primero fue su cumpleaños... y el aniversario de cuando comenzamos a salir... el año pasado solo fue soportable porque él estuvo conmigo cuando pensé que a Remus y Sirius no les importaba... y lego se viene la navidad y no me hago a la idea de que ya no este...

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora