El Verdugo

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Al rato llego Ron y mientras esperaban a que Harry regresara les llegó la peor de la noticias.

Apelación perdida. La ejecución será a la puesta del sol. No se puede hacer nada. No vengan. No quiero que lo vean.

                                                                                                                                                                    Hagrid.

La letra de Hagrid era tan torcida que apenas podían leerla, debía estar destrozado. Ninguno sabía qué decir. Harry llegó unos minutos después.

-La profesora Trelawney me acaba de decir...

-Buckbeak ha perdido – dijo Ron con voz débil –. Hagrid acaba de enviar esto.

Le pasaron la nota y esperaron a que dijera algo.

-Tenemos que ir – dijo Harry de inmediato – ¡No puede estar allí solo, esperando al verdugo!

-Pero es a la puesta de sol – dijo Ron, mirando la ventana con los ojos empañados – No nos dejaran salir, y menos a ti, Harry...

Harry, se tapó la cabeza con las manos y dijo:

-Si almenas tuviéramos la capa invisible – a Alis se le prendió la mecha encontrones, en el despacho de Snape había un pequeño frasco con poción para hacerse invisible que había hecho hacía unas semanas, podía decirle que la había roto por accidente y mostrarle los restos del frasco.

-¿Dónde está? – dijo Hermione.

Harry explicó que la había dejado en el pasadizo, debajo de la estatua de la bruja tuerta.

-...Si Snape me vuelve a ver por allí, me veré en un serio aprieto – concluyó.

-Eso es verdad – dijo Hermione poniéndose de pie – Si te ve ¿Cómo se abre la joroba de la bruja?

-Se le dan unos golpecitos y se dice <<¡Dissendium!>> – explicó Harry –. Pero...

Hermione se puso de pie y Alis entendió perfectamente lo que haría así que la siguió a tras del retrato.

-Necesitarás quien vigile.

-Vamos – corrieron hasta la estatua y mientras Alis vigilaba Hermione sacó la capa y la escondió bajo su túnica.

-No nos cubrirá a los cuatro.

-¿Qué propones?

-Los veré en la cena.

-¿Qué harás?

-Me las arreglare, dile a los muchachos.

Alis corrió hacia el despacho de su tío, sabía que le había requisado el mapa a Harry y que si lo conocía como lo conocía.

-¡Sí! – lo encontró metido en un cajón que se vio obligada a forzar como Fred y George le enseñaron con la horquilla de pelo.

-Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas – Alis miro el mapa, su tío estaba a punto de dar la vuelta para llegar a su despacho, cerró el cajón y salió corriendo con el mapa en el bolsillo.

-Alis.

-Hola tío, pase a buscarte – le sonrió lo más inocentemente que pudo.

-Ya veo ¿Qué tal te fue en los exámenes?

-La pregunta me ofende – Remus le sonrió orgulloso lo que la hizo sentir culpable.

-¿Quieres celebrar el final de los exámenes?

Alisa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora