Capítulo Seis

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—Me dio gusto conversar contigo, aunque sólo hayan sido estos pequeños momentos, cuídate ¿sí? —se acercó a mí hasta depositar un beso en mi mejilla y terminó acariciando mi brazo—; y Antonio... te quiero— finalizó antes de caminar en dirección a su amiga Tamara quien ya llevaba la mochila de mi ex con ella. Supongo que se iban antes de la escuela y quizá si ella me lo hubiera pedido yo habría dejado todo para seguirla, pero quería a Omar con ella, sus acciones lo habían demostrado así que yo seguí mi camino a mi salón de clases.

Continué sopesando las palabras de Sofía por un rato más incluso a sabiendas de que era algo masoquista, llegué a la conclusión que por tres meses —desde que ella y Omar estaban juntos— no había cambiado: yo también la quería, a pesar de todo. Es que no es fácil dejar de querer a alguien de un momento a otro, incluso cuando esto es lo mejor para ti, no era como si simplemente pudiera quitarme el sentimiento como si me quitara un calcetín.

—¡Hey! —llamó mi atención Manuel.

—¿Qué?

—¿Estás bien?, estabas como privado —agregó Daniel.

—Sí, estoy bien, sólo tengo sueño —mentí.

El segundo timbre sonó y como si se hubiera sincronizado, nuestro profesor de Cálculo entró puntual, seguido de Carlos, saludó con la mano a la mayoría y un par de breves palabras antes de tomar el asiento libre atrás de mí.

—Buenas noches —lo saludó Manuel con un a penas notorio tono burlón de voz.

—Si llego tarde es por tu culpa, tú me convenciste de salir anoche —le reclamó el recién llegado.

—Que sufrido, güey —aportó Daniel.

—Juro que yo no quería salir, pero Manuel insistió mucho

—Señor Treviño —llamó el profesor.

—¿Si? —contestó Carlos con una gran y fingida sonrisa.

—Cállese y ponga atención —pidió el profe antes de comenzar a pasar lista.

—Ok —contestó Carlos.

Comencé a poner atención justo cuando mi nombre fue mencionado y luego regresé a la plática de mis amigos.

—No hubiera sido mejor quedarte a dormir en tu casa —pregunté a Carlos— ya sólo faltan dos horas para salir

—No, mi mamá iba a ponerme a hacer cosas, como si la única razón de haberme concebido hubiera sido el esclavizarme a esta edad

—Ok —murmuré

—Además el primer día es interesante —añadió.

—Hablando de interesantes, nos dejaste esperándote en el desayuno —me reclamó Manuel.

—¿Qué tiene eso de interesante? —quiso saber Carlos.

—Que fue un desayuno interesante —respondió Daniel— y si Charly, ha sido un primer día interesante

—Explíquenme, no entiendo —pidió el recién llegado.

—Pues que desayunamos en compañía de Danna —dijo Manuel bajando la voz.

—Ah, sí, Danna... ¿quién es Danna? —preguntó Carlos de nuevo.

—Déjame terminar —pidió Manuel.

—Bueno ya, termina

—Danna es la muchacha de cabello negro en la primer fila, junto a Marlen —describió Manuel—, a la que Pollo está acosando con la mirada

Mentiras de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora