Capítulo Diez

95 8 4
                                    

—Sabes, no creo que ellos quieran despedirse pronto y se supone que Manuel regresaba conmigo, pero puede irse en taxi, si quieres puedo llevarte —ofreció.

Miré a Andrea y a Manuel nuevamente, en definitiva, ellos como que no planeaban despedirse pronto y yo no quería ser la aguafiestas que los interrumpiera.

—Sí, gracias —cedí, mandé un texto a Andrea informándole que me iba y subí con Daniel a su auto. Antes de que alguien con una falda casi tan corta como sus bragas se dispusiera a subir al coche de al lado. Sofía no tardó en quedar a la misma altura que yo cuando estuvo dentro del auto, me dio una mirada de "soy mejor que tú, niña" y esperó a que Omar o "cerdo pervertido" subiera del lado del conductor.

—Esto es incómodo —inquirió Daniel poniéndose el cinturón de seguridad y encendiendo el motor.

—Ella me odia —murmuré ignorando a la pareja en el auto de al lado. El castaño a mi lado rio y asintió un par de veces. —No le veo lo gracioso —me quejé.

—Cómo no te va a odiar —comenzó a explicarme—, eres la única que le ha logrado quitar lo que pensó era suyo y de nadie más

—¿A Antonio? —dudé, pero Daniel asintió firmemente.

—Ella pensó que él siempre estaría muy enamorado de ella a pesar de que ya no estuvieran juntos —agregó— y así lo podría manejar a su antojo, y ahora cómo que su teoría se burla de ella en su cara

—Gracias por traerme y por la papeleta —agradecí luego de los quince minutos que me tomó guiar a Daniel hasta mi dirección.

—No hay de qué, ojala y tengas suerte con tus créditos extra

—Esperemos... nos vemos mañana, descansa

—Igualmente, Danna

Bajé de su auto y entré a mi casa sin mucho ánimo, cómo no tenía tarea sólo me dispuse a leer un poco, pero no sucedió pues me quedé dormida apenas mi cara tocó la almohada.

Y cuando finalmente desperté afuera ya estaba oscuro, faltaba como media hora para que mi madre llegara así que tendría un detalle con ella y prepararía algo de cenar. Bien, sólo calentaría la comida, pero igual sería un lindo detalle.

Antonio.-

—¿Firmaste la papeleta de Danna? —le pregunté a Daniel en la tercer clase.

—Sí, sabes, sólo tenías que hacer eso, firmarla, ella no te estaba dando algo para que la agregaras a tu testamento

—No estaba de humor

—Sí, bueno... ella no era la culpable de tu mal humor, güey

—Y deja de verla como si ella fuese la que te puso los cuernos —agregó Carlos apenas despegando su vista del pizarrón.

—¿De qué hablan? -cuestionó Manuel con una sonrisa fuera de lo normal en la cara.

—Nada importante —respondí a Manuel, intenté centrar la atención en la clase, pero luego mi celular vibró con un mensaje.

Sofía había enviado: "Tenemos que hablar"

Eso estaba mal, cuando ella quería hablar por lo general las cosas nunca terminaban bien para mí. Cuando no respondí ella volteó a verme, me encogí de hombros y asentí antes de llevar mi vista al frente, observando a Danna.

—Es que algún día vas a dejar de babear sobre ti cada que la veas —cuestionó Carlos de pie junto a mi butaca, al parecer me esperaba, lo miré entendiendo un par de segundos después su pregunta.

Mentiras de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora