—No será mucha información, lo prometo —respondí impidiendo que cerrara la puerta, Carlos asintió apoyándome— sólo... sólo quiero, necesito —corregí— saber si es que Danna Barces Rinalde vive aquí, sólo eso, por favor —pedí.
Karen y Edgar compartieron una larga mirada y finalmente Edgar fue quien decidió negar con la cabeza.
—¿Antonio, verdad? —asentí a su pregunta y él aclaró sus garganta—, no somos el único lugar donde la universidad hospeda a los del semestre foráneo, pero hay una Danna viviendo aquí, no sé su apellido porque casi no hablamos con ella, pero ahora la mayoría de los que viven aquí están en clases y normalmente regresan a eso de las... siete, tal vez podrían regresar a esa hora y verificar si la persona a la que buscan es la misma que te comento —ofreció mientras a su lado su amiga Karen mordía su labio superior con nerviosismo.
—¿A las siete? —pregunté mirando a Karen, ella asintió y se alejó en el interior de la casa llevándose la atención de Carlos con ella—, regresaremos entonces ... gracias por la ayuda
—No hay de qué —respondió Edgar antes de cerrar la puerta mientras Carlos y yo bajábamos por los escalones de la entrada.
—Eso fue... interesante —dijo mi amigo, lo miré y la sonrisa que había en su rostro desapareció ligeramente— oh, e infructífero —agregó—, tengo la corazonada de que nos ocultaban algo, es decir, según lo que Danna me había contado era que los lugares para este dichoso semestre eran limitados, no creo que la universidad necesite más lugares que esa gran casa para hospedar a los afortunados, además... aquí todos hablan inglés y ellos nos atendieron hablando español, eso da qué pensar
—Tengo la corazonada que saben muchísimo más de lo que nos dijeron —concordé asintiendo.
—¿Y ahora?
—Esperamos
—Claro, ni si quiera sabríamos por donde comenzar a buscarla entre tantos salones —murmuró Carlos mirando a su alrededor, nuevamente concordé con él respirando profundamente causando incomodidad en mi pecho; mi Dan pertenecía aquí, con todos esos salones donde podía tomar las clases que más le interesaran, el verde de los jardines haciéndose presente con el mes de Marzo y ella combinarían a la perfección, no pude evitar pensar nuevamente en lo mucho que ella valía y en lo imbécil que yo había sido para no saber valorar cada uno de esos preciosos momentos que me regaló—, falta un buen de tiempo para las siete —escuché decir a Carlos—; mientras llega esa hora deberíamos ir a buscar un lugar donde alimentarme, muero de hambre
—Vamos —contesté en medio de un suspiro, no pasó mucho tiempo para que encontráramos un lugar para comer en el que Carlos decidiera atacar casi todo el menú y para cuando salimos de la pequeña cafetería llena de gente que parecía estresada pude experimentar el caliente clima de Texas por la tarde.
—¿Antonio? —preguntó Carlos mientras deambulábamos cerca de la casa que Victor había especificado en la hoja de papel donde nos había escrito sus instrucciones y que no hace mucho acabábamos de visitar.
—¿Qué?
—Uhm... tú crees que Karen y Edgar... sean algo más que amigos —preguntó Carlos, miré a mi amigo incrédulo de lo que acababa de escuchar.
—¿Por qué la pregunta?
—Curiosidad —respondió a prisa encogiéndose de hombros.
—No lo sé Charly, no creo —decidí—, si él fuese su novio te habría hecho pelea por la manera en la que no dejabas de ver a su novia —Carlos guardó silencio mientras asentía.
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Mentiras de Amor
Teen Fiction¿Qué haces cuando intentas reparar un corazón roto por tu propia cuenta? ¿Le lloras día tras día a la chica que te dejó por uno de tus mejores amigos? Porque claro, la sigues amando. ¿Sales con un montón de chicas para olvidarla? No, ninguna de la...