Capítulo Noventa y Seis

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—Mateo está aquí —anunció mirando discretamente por encima de mi hombro.

—¿Listo, nos vamos? —preguntó Marlen.

—Estoy pensando que debería llevar una caja de galletas yo también —opinó Adi.

—Adelante, tárdate todo lo que quieras —pedí adentrándome un poco más en el local.

—Muy tarde, ya te vio —musitó Karly en voz baja.

—¿Qué, de qué hablan? —quiso saber Mar.

—Hola chicas —saludó la voz de Andrea a nuestras espaldas, bien, esto era más inesperado que encontrarnos con Mateo.

—Mierda —murmuró Marlen.

—¿No van a saludar? —preguntó mi prima con una extraña y muy mal fingida mueca de decepción.

—Será mejor si sólo nos despedimos —inquirió Karly.

—¿Es en serio? —cuestionó Andrea.

—Síp —respondí verificando que Adi ya hubiera terminado de pagar sus galletas para poder marcharnos.

—No las comprendo, en serio, no puedo creer que sigan molestas por lo de Manuel, a final de cuentas lo que pasó fue entre él y yo, ustedes nada tuvieron que ver —Adi se unió con nosotros en el pasillo del local y miró la rara situación—, además, tú sigues siendo mi cuñada —le recordó Andrea a Marlen— y tú mi prima —señaló.

—Manuel es mi hermano, creo que eso te puede dar una idea de con quién está mi lealtad —respondí.

—¿Lo es? —cuestionó con una pequeña y ladeada sonrisa, su nuevo novio apareció caminando detrás de ella y se detuvo en la entrada del establecimiento, unos segundos después Mateo se detuvo a su lado—, a penas y supiste que es tu hermano en este año

—Aunque no fuese mi hermano, aunque a penas y lo conociera, sé de quién fue el error, y no creas que te estoy juzgando o que quiero sermonearte, sería como hablarle en latín a un pescado

—Será mejor que nos vayamos —opinó Marlen, Adi asintió y comenzamos a avanzar al lado de Andrea hacia la salida.

—Ojalá y no lo comprendas muy tarde Danna —musitó mi prima repitiendo las últimas palabras de nuestra última conversación haciéndome detenerme antes de salir de la tienda y mirarla nuevamente. Ella se acercó unos cuantos pasos a mí y pude divisar a la señora que estaba atendiendo la tienda ponerse un poco nerviosa—, no se trata de cometer errores o no —explicó, enarqué una ceja sin comprender a dónde quería llegar— se trata de lo que no puedes evitar, tal vez no lo sepas ahora, pero puedo ver que te está sucediendo lo mismo con Mateo

—Andrea, basta —pidió el mencionado deteniéndose detrás de mí.

—Deja que hable —intervino Andrés.

—¿Lo que me está sucediendo?, ¿tú crees saber lo que me está sucediendo?

—Es obvio —me interrumpió—, te sientes atraída por Mateo, pero no lo quieres admitir porque no quieres herir a Antonio

—Creí que me conocías mejor

—No lo puedes negar Danna, es obvio

—Si no lo niego es porque es una pérdida de tiempo

—Porque sabes que es verdad —interrumpió nuevamente— y cuando lo comprendas me darás la razón y sabrás porqué hice como hice las cosas

—Claro, porque ponerle los cuernos a alguien que en verdad te quería está completamente justificado

Mentiras de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora